Al aprender a caminar, un niño tropezará y caerá muchas veces. Con paciencia y determinación, se levantará y lo intentará nuevamente hasta tener éxito. Incluso muchos de ellos parecen deleitarse en la oportunidad de tratar de nuevo, ganando confianza y disfrutando cada nuevo intento.
Decido adoptar esta mentalidad de principiante. No me abato por los intentos fallidos. Simplemente experimento una paciencia llena de propósito según logro cada meta. Cuando me permito amar cada paso del camino, creo alegría en el viaje y paz en el proceso. El resultado puede ser diferente de lo que había planeado, mas confío en que lo Divino está en los detalles y que el mejor resultado será revelado.