Tal como un infante aprende mediante la prueba y el error, yo también puedo aprender de mis errores. Esto es parte de la experiencia de un alma en evolución, de manera que determino perdonar mis desatinos y las equivocaciones de los demás. Con un corazón abierto puedo perdonar y demostrar compasión.
Recuerdo que la vida es un proceso de crecimiento y aprendizaje. El perdón no solo beneficia a la persona a quien perdono; también promueve mi crecimiento espiritual. Tengo presente que ser flexible y afable es necesario para el sendero de toda alma.
Al ofrecer perdón, realmente me estoy dando un regalo a mí mismo. Lo que doy, también recibo. Mi corazón está abierto al perdón.