Si un día cualquiera
debiera explicarte el amor que siento por ti
lo haría con una sencilla melodía,
con un poema de Nervo o una pintura de Degas.
O tal vez con el coqueteo
de un colibrí sobre una flor bañada de luz,
o quizá con la furia desatada y efímera
de una tormenta de verano,
o también podría llevarte
a contemplar los picos nevados,
o los hielos eternos llenos de vida
y movimientos invisibles,
o también podría mostrarte
los ojos de un niño elegido al azar,
para que comprendas la sutil
inocencia de su mirada,
o hacerte oír el arrullo de una madre
para lograr el sueño de su hijo...
Podría ensayar otras mil cosas,
pero quién te dice
que no baste con mirarme a los ojos
y así caer en la exacta dimensión
de un amor que no lograré explicarte...