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Respuesta  Mensaje 1 de 9 en el tema 
De: anamariazaragoza  (Mensaje original) Enviado: 23/04/2009 14:14

A CORRER...

 

 

Cuentan que cierto día, estaban en el bosque un caballo y su pequeño hijo, ambos gustaban de correr sin rumbo fijo, solo por el placer de sentir el cálido aire sobre sus cabezas.

Padre e hijo disfrutaban mucho de estas carreras y el compartir sus conversaciones que tanto bien hacia a ambos, siempre tenían pláticas de lo más amenas y realmente existía una comunicación constante entre ellos.

Una mañana, salieron como era su costumbre a correr, estaban muy felices porque era un día espléndido, cuando de repente el pequeño caballo tropezó y cayó rodando, su padre se detuvo de inmediato volviendo sobre sus pasos para ver que le había sucedido a su pequeño hijo.

Se acerco a él para averiguar si se encontraba bien, y el pequeño no lograba levantarse, muy asustado le dijo a su padre: - Siento que no podré volverme a levantar, me siento muy lastimado de una pata.

- Hijo, debes levantarte, acaso ¿Te has roto algo?- Padre, le dijo el caballito, creo que no me he roto nada, sin embargo, un caballo nunca se cae y cuando lo hace, le resulta sumamente difícil levantarse.

- Hijo, estás equivocado, algunos animales como nosotros caen, pero vuelven a levantarse y tu te levantarás, porque tu no tienes nada roto, tu voluntad hará que te levantes y vuelvas a caminar y a correr como siempre lo has hecho, no permitirás que tu mente te haga tomar una decisión equivocada, creyendo que porque has caído no podrás levantarte, además, yo te ayudaré a hacerlo, porque yo  precisaré de tu ayuda, cuando caiga y necesite levantarme igualmente.

- Pero padre, ¿cómo podría yo ayudarte a levantar si soy tan pequeño?

- Hijo no se necesita fuerza física para dar esa clase de ayuda, solo se requiere  un gran amor, esa es la clase de ayuda que necesitamos, sentirnos apoyados por nuestros seres más queridos, y yo te amo mucho y por esa razón te digo que te levantes, porque todavía tenemos muchos caminos que recorrer juntos.

Y nuestro pequeño caballito, se levantó, se sacudió el polvo, empezó a caminar junto a su amado padre y pronto empezaron a correr como era su costumbre.

CAERSE no es lo importante, lo importante es LEVANTARSE cuantas veces sea necesario.

 

Anónimo

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 9 en el tema 
De: Grace Enviado: 23/04/2009 15:11
Hermoso mensaje amiga! Que tengas un bello dìa. Besis!
 
gra.jpg picture by Encantado_albun

Respuesta  Mensaje 3 de 9 en el tema 
De: moni 735 Enviado: 23/04/2009 20:00
 

 

Monipaj.gif picture by FURTICHICOS

 


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Buenos  Tardes  Amig@ me encantooo, besosss
Gracias por tus
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fondobanner20isis.gif image by Linda_Pautierna

 


Respuesta  Mensaje 4 de 9 en el tema 
De: anamariazaragoza Enviado: 24/04/2009 06:15

LOS AMIGOS

 

 

Que fácil es sonreír, cuando nos miramos al espejo y nos damos cuenta que nuestra sonrisa traerá otra sonrisa. Al perdonar y olvidar unos a otros, las faltas, nos permite estar en armonía con el Universo, si fuéramos perfectos no estaríamos en la Tierra puliendo nuestro Diamante Interior. Preparemos cada día nuestros corazones para la armonía.

Había una vez un país donde había muchas flores, quizás tantas que cuando las mariposas golosas ya no sabían en cual flor se posarían cada día, y los picaflores se paseaban aquí, acá y allá.

Esto era obra del amor que brotaba de todos los corazones, y era expresado en la disposición a sonreír, no habían peleas, ni malos entendidos y los corazones estaban plenos de sí mismos, las fragancias de las flores llenaban sus sentidos, de emociones, de pensamientos y sentimientos puros.

Hasta que un día un par de amigos no se hablaron más, y las flores de sus jardines se marchitaron, cuando se veían en la calle se ignoraban como si nunca se hubieran conocido, y cuando esto ocurría los jardines aledaños también se marchitaron.

Este par de amigos empezó a enfermar a su familia, amigos, teñían todo a su alrededor con la falta de amor.

Y un picaflor que venía de un lugar muy lejano se sorprendió de los cambios que se habían producido allí, ya no era el país lindo que era.

Entonces se propuso que visitaría todas las casas que estaban un poco feas, y que con su cantar alegraría las flores y estas volverían a ser partícipes de jardines muy bellos.

Así que con su alegre cantar, lleno de música los jardines y estos empezaron a mejorar poco a poco.

Y los corazones nuevamente estuvieron felices, pero hubo algunos jardines que no tuvieron remedio, era del par de amigos que no se hablaban.

Un día el pajarito cantó una canción muy triste en casa de uno de ellos, y éste lloró amargamente y se dio cuenta que si no volvía a conversar con su amigo, él ya no podría ser feliz, el rencor le roía el alma.

En otro día cantó la misma canción al otro amigo, pero este tenía duro el corazón, el picaflor lo intentó tres días la misma canción al no obtener resultados, cantó la canción de cuna que cantaba a sus hijitos y éste se sintió triste y se dio cuenta que le faltaba algo y que no podía ser feliz.

Esa misma tarde al pasear por allí, se encontró con su amigo, le miró a los ojos y le dijo: ¿cómo estas, querido amigo? y él sólo le abrazó y le dijo que lo amaba y que su amistad era un tesoro que había perdido.

Ambos amigos se quedaron abrazados largamente y se prometieron mutuamente nunca dejar pasar demasiado tiempo para estar en paz.

Y cuando el pajarito vio esto se puso muy contento y emprendió nuevamente su vuelo.

Todo en ese país, fue nuevamente la tierra de las flores y del color y porque no decirlo también de la armonía.

 

© Copyright Blanca Luz Camucet Ortiz, 1999-2004.

Respuesta  Mensaje 5 de 9 en el tema 
De: anamariazaragoza Enviado: 24/04/2009 06:15

Abuelita

Autor: Hans Christian Andersen

Abuelita

Abuelita es muy vieja, tiene muchas arrugas y el pelo completamente blanco, pero sus ojos brillan como estrellas, sólo que mucho más hermosos, pues su expresión es dulce, y da gusto mirarlos. También sabe cuentos maravillosos y tiene un vestido de flores grandes, grandes, de una seda tan tupida que cruje cuando anda.

Abuelita sabe muchas, muchísimas cosas, pues vivía ya mucho antes que papá y mamá, esto nadie lo duda. Tiene un libro de cánticos con recias cantoneras de plata; lo lee con gran frecuencia. En medio del libro hay una rosa, comprimida y seca, y, sin embargo, la mira con una sonrisa de arrobamiento, y le asoman lágrimas a los ojos.

¿Por qué abuelita mirará así la marchita rosa de su devocionario? ¿No lo sabes? Cada vez que las lágrimas de la abuelita caen sobre la flor, los colores cobran vida, la rosa se hincha y toda la sala se impregna de su aroma; se esfuman las paredes cual si fuesen pura niebla, y en derredor se levanta el bosque, espléndido y verde, con los rayos del sol filtrándose entre el follaje, y abuelita vuelve a ser joven, una bella muchacha de rubias trenzas y redondas mejillas coloradas, elegante y graciosa; no hay rosa más lozana, pero sus ojos, sus ojos dulces y cuajados de dicha, siguen siendo los ojos de abuelita.

Sentado junto a ella hay un hombre, joven, vigoroso, apuesto. Huele la rosa y ella sonríe - ¡pero ya no es la sonrisa de abuelita! - sí, y vuelve a sonreír. Ahora se ha marchado él, y por la mente de ella desfilan muchos pensamientos y muchas figuras; el hombre gallardo ya no está, la rosa yace en el libro de cánticos, y... abuelita vuelve a ser la anciana que contempla la rosa marchita guardada en el libro.

Ahora abuelita se ha muerto. Sentada en su silla de brazos, estaba contando una larga y maravillosa historia.

- Se ha terminado -dijo- y yo estoy muy cansada; dejadme echar un sueñecito.

Se recostó respirando suavemente, y quedó dormida; pero el silencio se volvía más y más profundo, y en su rostro se reflejaban la felicidad y la paz; habríase dicho que lo bañaba el sol... y entonces dijeron que estaba muerta.

La pusieron en el negro ataúd, envuelta en lienzos blancos. ¡Estaba tan hermosa, a pesar de tener cerrados los ojos! Pero todas las arrugas habían desaparecido, y en su boca se dibujaba una sonrisa. El cabello era blanco como plata y venerable, y no daba miedo mirar a la muerta. Era siempre la abuelita, tan buena y tan querida. Colocaron el libro de cánticos bajo su cabeza, pues ella lo había pedido así, con la rosa entre las páginas. Y así enterraron a abuelita.

En la sepultura, junto a la pared del cementerio, plantaron un rosal que floreció espléndidamente, y los ruiseñores acudían a cantar allí, y desde la iglesia el órgano desgranaba las bellas canciones que estaban escritas en el libro colocado bajo la cabeza de la difunta.

La luna enviaba sus rayos a la tumba, pero la muerta no estaba allí; los niños podían ir por la noche sin temor a coger una rosa de la tapia del cementerio. Los muertos saben mucho más de cuanto sabemos todos los vivos; saben el miedo, el miedo horrible que nos causarían si volviesen. Pero son mejores que todos nosotros, y por eso no vuelven.

Hay tierra sobre el féretro, y tierra dentro de él. El libro de cánticos, con todas sus hojas, es polvo, y la rosa, con todos sus recuerdos, se ha convertido en polvo también. Pero encima siguen floreciendo nuevas rosas y cantando los ruiseñores, y enviando el órgano sus melodías. Y uno piensa muy a menudo en la abuelita, y la ve con sus ojos dulces, eternamente jóvenes. Los ojos no mueren nunca.

Los nuestros verán a abuelita, joven y hermosa como antaño, cuando besó por vez primera la rosa, roja y lozana, que yace ahora en la tumba convertida en polvo.

FIN.

 


Respuesta  Mensaje 6 de 9 en el tema 
De: -Lily- Enviado: 25/04/2009 21:57
EL  JARDÍN  DE  LOS  RUISEÑORES

Arboles ...


La primavera había llegado, el jardín se empezaba a llenar de flores. Todas las tardes la niña esparcía migas de pan viejo para los pajaritos que estaban hambrientos, cerca de la fuente, al lado del columpio y entre las cañas.

Flores floreciendo

Como cada tarde, se sentó en la larga mesa rústica del jardín, y muy quietita esperó que llegaran los sus pequeños amiguitos. El ruiseñor se posó junto a la niña, que divertida y extrañada le preguntó:
    Hola, pajarito lindo, ¿No tienes miedo de mi?
El ruiseñor cantó un poquito a modo de respuesta, dando saltitos para adelante y para atrás. Se incorporó suavemente y se encaminó hacia la cocina, el avecilla revoloteó delante de la pequeña cantando fuertemente a la vez que volvía a la mesa, repitiéndolo varias veces sin dejar entrar a la chiquilla.
    Pero... ¿Qué te pasa?, le preguntó, aunque no sabía como haría para entender la respuesta cantora.

El animalito voló rasante por encima de la mesa y volviendo por debajo de la misma, cantó y cantó, altisonantemente. La niña se sentó donde estaba antes. Parecía quererla llevar, a tironcitos con el pico a algún lado, estiraba de su blusa y cantaba siempre los mismos tonos y el mismo ritmo:
    Suena la música tiru-tu-tití tiru-tu-tití
El Ruiseñor Cantando ...

Se levantó al mismo tiempo que el pajarito volaba algo más lejos y volvía hacia ella con el mismo: tiru-tu-tití tiru-tu-tití cada vez que revoloteaba cera de su nariz.
    ¡Está bien! ¡Está bien!, dijo la niña, ya te sigo, ¿a dónde quieres llevarme?
El pajarito volaba indicándole el camino. La niña trepó y trepó al árbol y el canto del ruiseñor había cambiado, sonaba más triste:
    Suena la música Titi-tííí-tu Titi-tííí-tu
Al mirar entre las hojas, descubrió un nido del que casi no se oía nada, intentó llegar más cerca, y vió algo muy triste: un montón de hijitos de la Ruiseñora que piaban bajito, bajito, y otros que quizas estaban durmiendo o muertos... La mamá pájara se paró encima del nido cantando muy muy triste.
    ¿Qué le pasa a tus hijitos? preguntó apenada, ¿es que nunca llegas al pan de la tarde? Bueno, espera que ahora voy a ayudarte, le dio esperanzas a la triste pájara.

Bajó cautelosamente y corriendo entró en la cocina, casi gritando le dijo a su madre:
    ¡Mamá, mamá tenemos que salvarlos, hay que hacer algo!, decía atolondradamente, los-hijitos-de-la-ruiseñora -están-muy-enfermos -quizas-muertos-algunos..., tomó aire agitada.

    Calma Margarita, ¿de quién hablas, qué pasa?, le contestó tranquilizadora la madre agachándose a la altura de la niña.

    A la ruiseñora no la han dejado comer pan los pájaros grandes, como ella es tan pequeñita, y ahora han nacido sus pichones, están todos muy débiles, algunos creo que están... muriéndose, dijo muy bajito como si no quisiera decir esta palabra.

La madre le dio un buen tazón con alpiste, un plato profundo con pan viejo mojado y algunas galletas.

Arboles ...

Margarita salió como un rayo hacia el árbol, fue trepando con una cosa por vez y las fue acomodando lo más cerca que pudo del nido, llamó a la ruiseñora y enseguida se llenó de un alegre trinar cuando vio el banquete que tenía sólo para su familia.

Cada tarde Margarita traía nuevas proviciones al árbol e igual que si fuera una doctora de pajaritos le preguntaba a la ruiseñora cómo se encontraban los pequeñuelos, tarde a tarde se oía un coro cada vez más vigoroso en el árbol.

Hasta que una tarde, cuando Margarita estaba sentada en la mesa --donde vio a la ruiseñora por primera vez--, aparecieron todos sus pequeños pacientes, crecidos y fuertes a cantarle la más bella canción del Ruiseñor.

Suena la música

Respuesta  Mensaje 7 de 9 en el tema 
De: anamariazaragoza Enviado: 26/04/2009 07:12

Un angel en navidad

 

 

Autor: Lo Desconozco

 

Habia una vez un angel que vivia en un castillo todo de nubes, en compañia de otros angelitos.

Y mientras Dios no los llamara para ningun mandado, los angeles jugaban a la escondida por el cielo o remendaban nubes rotas.

Una tardecita de verano el angel estaba pintando una nube con acuarela, cuando de pronto oyo la gran voz de Dios:

-Angel. . .hijito mio. . .¿me oyes?.

EI corazon del angel se alboroto de alegria. No era para menos.

-¡Dios! grito el angel... ¡Dios me llama!

Y dicho esto se largo por un tobogan celeste hasta llegar a su castillo.

Entonces se estiro la ropa, peino sus alas y se lavo la cara. Despues volo feliz hasta la gran Casa del Padre.

Dios miro al angel con mucho cariño, y el angelito se lleno de luz.

-Ven para aca, te estoy necesitando para un mandado

-¡Siempre listo, mi Señor. . .! dijo el angel

Dios señalo a la Tierra...

-¿Ves aquella ciudad?

Cuando Dios señalo el lugar, las nubes se corrieron obedientes. Entonces pudieron ver claramente aquella ciudad. Era bastante gris. Estaba llena de casas, una encima de la otra. La gente andaba apurada, y mientras miraban el reloj pulsera de reojo, entraban y salian de un lugar a otro. Las calles estaban llenas de autos y colectivos.

- Ya veo, mi Señor... -comento el angel-. ¿Hay que plantar algun rosal?

Dios hizo que no con la cabeza.

- Hay que ir a visitar un matrimonio que tiene. . .

- ¡Ya se. . .! Tienen un hijo, y yo voy a ser su angel guardian. . . ¿verdad?

Pero Dios agrego:

- Es un matrimonio sin hijos. Cuidan un perro pekines.

Gorosito abrio los ojos asi de grandes!. Su corazon se asusto. Acaso lo mandarian a cuidar un perro pekines?

Entonces Dios vio la trompa del angel, y sonrio. En seguida le dijo en secreto:

- Bsss... bsss... bsss...

Y a medida que Dios explicaba su plan misterioso, la cara del angel se iba iluminando como una naranja. Es que el plan de Dios siempre es un misterio. Muy pocos pueden descubrirlo.

Se entusiasmo tanto, que ahi nomas le dio a su Dios un ruidoso beso. Después partio.

Al llegar al lugar señalado por Dios, espio por la ventana.

Entonces vio: Un perrito descansaba muy triste sobre un almohadon de seda. A su lado tenia dos chiches, un terron de azucar y un plato con leche. Un señor rogaba al animalito:

- Vamos, hijito. . . toma un poco de leche. . . mira que esta tibia. . . ya viene mamita con el churrasco... no te hagas rogar...

Pero el perro miraba para otro lado, haciendose el orgulloso.

Por una hendija de la ventana salio olor a churrasco. Entonces Gorosito tomo la punta del humo con olor a churrasco, y fue llevandola. . . llevandola. . . Alla abajo, en la vereda, habia un chico.

No tenia mama ni papa. Estaba solito en el mundo. Andaba por esas calles a la buena de Dios. Un dia pedia limosna. . . otro dia lustraba zapatos . . . y casi siempre tenia hambre.

Pero justo en ese momento ¡oh, misterio del amor! el chico sintio un aroma muy rico. Era un olorcito a churrasco que le hizo recordar que tenia mucha hambre. Fue. . . como si alguien invisible lo estuviera tomando de la nariz, y lo levantara por el aire. . y lo pusiera en camino. . . y lo hiciera tocar un timbre. . .

- ¿Quien sos? dijo el señor.

- Hola. Buen dia. . . dijo el chico sonriendo. Tengo un poco de hambre. . . Entonces el señor miro hacia adentro, y vio al perrito. Y miro hacia afuera y vio al chico que sonreia. Y se le apreto un poquito el corazon.

- Veni, hijo. Pasa. . . dijo el señor. Cuando el chico entro, el perrito se levanto y se puso a hacerle fiestas. Claro.

Lo que pasaba es que el perro pekines estaba harto de que lo confundieran con un ser humano.

El queria su lugar de perro en el mundo. Al oir los ladridos juguetones, se asomo la señora desde la cocina y vio : Un perrito, un niño y un papa.

Desde aquel dia un chico tuvo un hogar, una mama y un papa, y un perrito para jugar. . . y hasta un angel guardian.

Y en el rostro de Dios Padre florecio una sonrisa.

Fin.


Respuesta  Mensaje 8 de 9 en el tema 
De: anamariazaragoza Enviado: 30/04/2009 15:52

AGUA DEL POZO

 

AGUA DEL POZO

Autor : Desconocido.

AGUA DEL POZO

Había una vez una vez un hombre de noble cuna , que después de atravesar el desierto llego a un poblado lleno de árboles y huertos y lo primero que encontró fue un pozo , sediento como estaba se acerco para saciar su sed , pero el agua estaba tan profunda , que era inaccesible y nada de su alrededor podía facilitarle el alcanzar el agua , por ello decidió sentarse junto al pozo a esperar que pasara alguna cosa y confiando en Dios.

Al poco rato , se aproximo una mujer con una jarra asentada en su cadera y una cuerda en la mano. Al verle allí sentado , con una sonrisa le saludó. - " La paz de Dios sea contigo"y el le respondió .-" Su paz sea contigo"Y la mujer sin decir nada , deslizo de sus manos la cuerda dentro del pozo y atada en un extremo la jarra , que hizo descender lentamente y con cuidado luego se oyó el chapoteo de la jarra al hundirse en el agua , entonces la mujer alargando el brazo , removió la cuerda para que se llenara el recipiente y empezó a tirar de ella hacia arriba con fuerza y cuidado.

Mientras el hombre sentado al lado del pozo le contaba , lo mucho que había viajado y que había conocido todo tipo de pozos .La mujer de cuando en cuando se lo miraba sin dejar de sonreir...y tiraba y tiraba de la larga cuerda subiendo la jarra .

Yo he conocido pozos mucho mas grandes que este y he probado aguas salobres y otras mas dulces y parece mentira la gama de sabores que pueda tener el agua...El hombre comentaba . Ella le dirigía alguna mirada asintiendo sus palabras...al final haciendo un último esfuerzo la mujer cogió por un asa la jarra, la descanso sobre el borde del pozo y recogió la cuerda , agarro la jarra mojada se la planto al costado y dirigiendo una mirada al hombre le dijo .-" Pues muy bien , estad con Dios.." y se marcho.

El hombre sin moverse de donde estaba vio como se alejaba la mujer y abatido se dispuso a esperar que Dios en su Misericordia le proporcionara la manera de poder beber agua de aquel pozo...

Fin.


 


Respuesta  Mensaje 9 de 9 en el tema 
De: anamariazaragoza Enviado: 04/05/2009 12:32

EL AMOR Y LA LOCURA

 

En el principio de los tiempos, cuando no existía nada. Cuando ni siquiera el tiempo existía porque nadie había inventado nada para llevarle la cuenta. Cuando el hombre todavía no existía, en mitad del universo estaban reunidos los vicios y las virtudes que más tarde poblarían a los humanos en mayor o menor medida.

Y los vicios y las virtudes se pasaban todo el día discutiendo y peleando, sobre todo azuzados por la Ira y la Discordia. Y discutían sobre quien habitaría el cuerpo de los humanos, si los vicios o las virtudes. Y no se ponían de acuerdo porque unos decía que habría mas virtudes que vicios en los humanos y otros que al revés, que sería mayor el número de vicios que estarían en los humanos.

Y como nadie se ponía de acuerdo. La Locura, que estaba loca, tubo una idea que le pareció genial. Y dando brincos en mitad de la reunión dijo:

- Tengo una idea, tengo una idea para solucionar la discusión.

Todos se quedaron expectantes. Y la Locura dando carreras sin ton ni son y saltando por todos lados dijo:

- Es una idea genial que seguro que no falla. Sí, sí, sí, sí

En este punto la Intriga, que estaba realmente intrigada, pensó:

- "¿Cuál será la idea tan buena que ha tenido esta Locura? "

Y la Locura seguía dando botes y haciendo cabriolas y diciendo:

- ¡Lo tengo! ¡Lo tengo!.

Y la Intriga que estaba cada vez más intrigada, azuzada por la Curiosidad preguntó por fin:

- Oye, ¿Y cual es esa idea tan buena?. 

La Locura dio un brinco y después otro y dijo:

- Muy fácil, muy fácil, muy fácil. ¡Se trata de un juego!. 

Como la Locura seguía dando saltos y no parecía que fuese a decir nada más, la Intriga preguntó:

- ¿Y que juego es?

- Es muy sencillo, es un juego genial y muy divertido. - dijo la Locura - Es el juego del escondite.

Entonces la Intriga sí que se quedó intrigada. Y como ya no podía soportar tanta intriga dijo:

- ¿Y qué demonio de juegos es ese?.

- Muy fácil, muy fácil, muy fácil. - dijo la Locura dando vueltas alrededor de la Intriga - Uno de nosotros se pone a contar de uno a cien de cara a un tronco muy grande y con los ojos tapados. Y los demás salen corriendo a esconderse donde puedan. Luego el que cuenta sale a buscar a los demás. Si al último que encuentre es una virtud, serán las virtudes las que habiten al hombre en mayor número, si es un vicio serán los vicios los que habiten a los humanos.

Entonces alguien entre la multitud dijo:

-¿Y si encuentra una pareja de virtud y vicio?.

La Locura pensó un instante y dijo:

- Muy sencillo, se repartirán por igual.

La Inteligencia, que hasta entonces se había creído la más inteligente pensó:

- "Vaya ideota que se le ha ocurrido a esta Locura. ¿Por qué no se me habrá ocurrido a mí?."

Entonces la Intriga preguntó:

- ¿Y quien va a contar?.

Y la Ternura dijo:

- Anda, Locura, ya que se te ha ocurrido a ti tan buena idea, ¿qué mejor que seas tú quien cuente?.

- De acuerdo, de acuerdo, de acuerdo. - dijo la Locura.

Y se fue a un tronco a contar:

- Veintisiete, cuarenta y dos, catorce, sesenta...

Todas las virtudes y los vicios salieron corriendo a esconderse.

La Justicia cogió de la mano a la Verdad, porque la Verdad siempre acompaña a la Justicia, y se fueron hasta un río que pasaba por allí cerca. Era un río de aguas cristalinas y puras. Y la Justicia dijo:

- Nos esconderemos aquí, para que luego digan que la Justicia no es clara. -

Y la Justicia se escondió en el fondo del río junto con la Verdad.

La Ensoñación cogió a la Ternura de la mano y dando saltitos se fueron a esconder detrás de una nube rosa. Y allí comenzaron a pintar las nubes de tonos morados, rojos, rosas y azules. Y es por eso que en los atardeceres el cielo se llena de nubes de colores.

La Lujuría cogió de la mano a la Pasión y juntas escalaron una montaña para esconderse en ella. Pero una vez dentro la temperatura empezó a subir y las rocas a calentarse y a fundirse hasta que la Lujuría y la Pasión hicieron nacer un volcán en aquella montaña.

La Pereza no se movió de donde estaba. Con el sueño que tenía ella, se iba a molestar en esconderse. Vamos, y se echó a dormir detrás de un banco que había por allí cerca.

Y así se fueron escondiendo todos, todos menos dos.

- treinta y tres, cincuenta y ocho, siete... 

La Envidia, envidiosa como siempre, quería saber donde se escondía todo el mundo y se quedó allí en medio.

- setenta y siete, ochenta y seis, cincuenta y uno... 

El otro que no se escondía era el Amor. Porque el amor es indeciso y no sabía dónde esconderse.

La Locura estaba llegando al final de la cuenta:

- noventa y ocho... 

El Amor y la Envidia no sabían dónde meterse. La envidia vio un pino y se subió en lo alto.

- noventa y nueve... 

En el último momento el Amor se tiró a un rosal de rosas rojas donde nadie se había escondido porque estaba lleno de púas.

- y ¡cien!.

La Locura se dio la vuelta y empezó a buscar a sus compañeros.

- ¡Cruz por la Lealtad!.- La Lealtad, leal como era, no se había movido del lado de la Locura.

- ¡Cruz por la Esperanza!.- La Esperanza se había escondido cerca pensando que quizá no la encontrarían.

- ¡Cruz por la Ignorancia!.- La Ignorancia, despistada salió preguntando 

- ¿A qué estamos jugando?

- ¡Cruz por la gula que está comiendo pasteles!.

- ¡Cruz por la Soberbia!.

La Soberbia salió muy encendida y dijo:

- Me había escondido muy bien, ¿A que me has encontrado de las últimas?, ¡Vamos, con lo bien que me escondo yo!

- ¡Cruz por la Humildad!.

La Humildad se acercó a la Locura y le dijo:

- La verdad es que me has encontrado un montón de bien.

- ¡Cruz por la Pereza!.

La Pereza seguía durmiendo plácidamente a pesar de todo el alboroto que la Locura estaba montando.

La Locura llegó hasta el río de aguas cristalinas, miró al fondo y vio a la Verdad y a la Justicia. Y gritó:

-¡La Justicia y la Verdad están allá abajo!.

La Justicia, que vio que la habían visto, revolvió el fondo para que las aguas se volvieran turbias y no pudieran verlas. Y le dijo a la Verdad:

- Tú quédate aquí que yo saldré por las dos y convenceré a la Locura de que no te ha visto.

Y la Verdad le hizo caso y allí se quedó, y la Justicia salió corriendo detrás de la Locura, y corría más y más hasta estar a punto de alcanzarla cuando de repente se tropezó con una piedra y se cayó. Con la caída se había lastimado una rodilla, pero aun así se levantó y siguió corriendo cojeando, pero cuando llegó la Locura ya había llegado.

Es por eso que la Justicia cojea, pero siempre llega. Y desde entonces a la Verdad no se le ve por ningún lado.

Entonces la Locura se fijó en que la montaña donde se habían ocultado la Pasión y la Lujuria ahora era un volcán.

-¡Qué raro! - se dijo la Locura. Y fue a investigar.

Así que la Locura subió por la ladera del volcán y se asomó al borde del cono. Y allá abajo, en una repisa de piedra Pasión y Lujuria estaban dando rienda suelta a todo lo que representaban. La Locura, avergonzada, dijo mirando para otro lado:

-¡Cruz por la Lujuria y la Pasión que están ahí abajo haciendo cosas feas! - y se fue corriendo dejando a la Lujuria y a la Pasión, quienes no se habían enterado de nada, con sus cosas.

Luego la Locura miró al horizonte y vio nubes de colores en forma de dragones, elefantes, princesas, duendes y castillos. Y pensó la Locura:

- "Esto parece cosa de la Ensoñación, y si la Ensoñación está por aquí la Ternura no tiene que andar lejos".

Y efectivamente, subió hasta las nubes y allí vio a la Ensoñación contándole cuentos a la Ternura y esta mientras tanto hacía nubes con las formas que le relataba la Ensoñación. Y la Locura, viéndolas tan atareadas no quiso molestarlas y escribió en una nube: "¡Cruz por la Ensoñación y la Ternura!." Y se fue.

La Locura ya había descubierto a todo el mundo menos a dos: la Envidia y el Amor (ya que a pesar de lo que decía la Justicia, ella tenía una cierta idea de por donde estaba la Verdad. Los locos están locos, pero no son nada tontos). Ya no sabía dónde buscar y miró al cielo para pedir ayuda. Y con esto vio a la Envidia que estaba en lo alto del pino.

- ¡Cruz por la Envidia!.

La Envidia, envidiosa de que no hubieran encontrado al Amor, se bajó del árbol y dijo:

- Pues el amor está escondido en esas zarzas.

La Locura dio vueltas a la zarza pero no vio al Amor, y es que el Amor es difícil de encontrar a veces.

- Pero busca bien, que está ahí.- dijo la Envidia.

La Locura intentó apartar las zarzas con las manos pero se pinchó

-¡Ay!

Y es que a veces el Amor hace daño sin querer.

- Pero busca bien, que seguro que está ahí. - azuzó la Envidia.

La Locura ya no sabía que hacer y cogió una horca de dos puntas y comenzó a pinchar las zarzas con ella. Finalmente se oyó un grito que dejó a todos helados:

-¡Ahhhhh!. -

El Amor salió de las zarzas con las cuencas de los ojos vacías bañadas en sangre en sangre. La Locura no sabía que hacer, todos le estaban mirando, y sintiéndose culpable por lo que había hecho le prometió al Amor que a partir de ese momento sería su lazarillo.

Y es por eso que dicen que el Amor es ciego y siempre va acompañado por la Locura.



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