APRENDER A ENVEJECER
El ritmo trepidante de la existencia
y la evolución progresiva, lenta, pero irreversible,
nos van empujando hacia nuestro destino.
No es posible detener este proceso que va transformando
lentamente a todos los seres vivos;
que va produciendo cambios físicos
y sensoriales, y, en las personas, cambios psíquicos.
Cada etapa de la vida guarda sorpresas para quien
la vive despierto y quiere gozar en plenitud
de este don maravilloso, para quien tiene capacidad
de asombro y de agradecimiento al despertar cada mañana.
«Se envejece como se vive».
Por eso, unos consideran la vejez como una maldición
y una desgracia que nos empujan a un fatal desenlace,
y otros como una bendición y una oportunidad
que se nos conceden para coronar la vida,
para ir construyendo día a día nuestra felicidad.
D/A.