Doble Vida
Ella no era exactamente como los demás creían, llevaba una pantalla; era como un caleidoscopio que cambiaba de forma según quién o donde la miraran... En las noches se la pasaba bien (o eso creía) navegando en un turbulento mar de alcohol y coca que amainaba sus heridas sin llegar nunca a puerto; creía que de verdad había algo heroico en levantarse a las 6 de la tarde sudando a vodka y lagrimas, con la nariz pelada, al lado de una persona sin identificar, con la resaca como una piedra atada a una soga colgada de su cuello.
A veces odiaba elevarse, aunque se sintiera fenomenal allá arriba, porque sabía que, en algún momento, volvería a caer… se caía, justo al amanecer, se caía de su trono de plástico y humo. Creía que cada copa y cada línea blanca, eran como una llave mágica capaz de abrir celdas interiores desde donde liberaba sentimientos y recuerdos; creía de verdad encontrar confesores discretos y solidarios en los compañeros de borrachera, y refugio en las barras de los bares despiadados. Se convirtió lentamente en la loca que busca en el licor la poción que le aturdía la mente, la solución para ponerle el punto final a su vida cotidiana, el último golpe de gracia y talento a la función, corriéndole un telón al corazón, casi sin esperar el último aplauso. |