Ayer vi la sonrisa de un niño en su mirada, también vi la tristeza de un niño en su mirada, el niño triste lo tenía todo, el niño sonriente no tenía nada, solo el cariño de su madre que a duras penas apartaba las moscas que invadían su rostro, a pesar de todo seguía sonriendo, en sus ojos se apreciaba la felicidad que no tenía por no saber qué era ser feliz.
El niño triste jugaba con cientos de regalos ofrecidos por sus padres, pero les faltaba el cariño de una madre que le prestara la más mínima atención.
Aquél niño de mirada sonriente estaba rodeado de ternura, amor y cariño. Todos estaban atentos a el mientras su vida se marchaba de forma incomprensible, acuciado por el hambre y la sed pero en los brazos de una amorosa madre que nunca le dejaría hasta el fatal desenlace.
El niño de sonrisa triste seguía jugando, creando su mundo infantil en la soledad de sus juguetes, sin el amor materno, el más bello de los amores, a pesar de todo la ley naturaleza elige a sus peones.
Moraleja: No es más feliz quien todo lo tiene, sino el que tiene lo que necesita y el niño de mirada sonriente tenía el amor de una madre.