La pareja
Tenerte cerca. Hablarte. Y besarte en silencio. Y sentir el contacto caliente de tu cuerpo. Sentir que vives, trémula, aquí, contra mi pecho. Que mis brazos abarcan tus límites perfectos. Que tu piel electriza las yemas de mis dedos. Que la vida se ahoga en el hilo de un beso. Que así, en la sombra, a tientas, bajo la noche, ciegos, topándonos a oscuras mientras todo es silencio, nos amamos y somos casi dioses, rugiendo.
Vuelvo a palpar tu carne, vuelvo a besarte, vuelvo a estrecharte en la sombra ciega contra mi pecho. Vuelvo a sentir la vida trémulamente. Siento que el desamparo pone su soledad, su cerco, en torno de nosotros. El mundo está desierto.
E l mundo está desierto. Mudo. Tú y yo arrojados a un destino violento, aquí, sobre la tierra, abrazándonos ciegos.
Y entonces te recojo, te amparo, te sujeto, pequeña, débil, mía, cobijada en mi aliento, sostenida en mis brazos, cubierta con mis besos.
Pero mi pequeñez en seguida comprendo. Mi inútil protección, castillo sin cimientos, rueda deshecha frente al enorme Universo.
¡Qué poco puede el hombre! Y me refugio en medio de tanta soledad en tu caliente cuerpo, para que entre tus brazos me mezas con tu tierno amor. Niño asustado, busco tu amor materno.
Los dos en la tiniebla abrazados, pequeños, frente a la eternidad, lloramos en silencio. La noche continúa mudamente cubriéndonos.

|