La infidelidad en una pareja es un problema serio. Un hecho muy traumático.
Y que cada pareja resuelve a su manera y su leal saber, entender y sentir. Hay quienes lo toleran, perdonan, callan, sufren, reaccionan, matan...
Pero hay cosas raras.
Hay historias de infidelidades que despiertan la aprobación de la gente.
Hay obras de cine, teatro, literarias que provocan esa reacción en el público.
En mi caso particular, no tolero la infidelidad. Puedo comprenderla, entenderla, razonarla, pero no la tolero. No la acepto.
Estoy enamorado, estoy en pareja, me siento bien, no necesito ser infiel porque sé que nadie podrá darme lo que mi amada mujer me da. En absoluto.
Siempre fui así.
Pero no obstante, me ha pasado en ciertos casos de mirar con aprobación estos hechos.
Pongo como ejemplo las películas Los puentes de Madison y El año que viene a la misma hora. Dos películas que muestran una relación extramatrimonial en la que el espectador se engancha, acepta, tolera y, es más, desea que esa relación extramarital termine bien, aún a pesar de las parejas originales. Más ahora, que la obra de teatro de este último título se está dando ahora con mucho éxito de público.
¿Cuál es el "click" que hace que así nos comportemos?
¿Cuál es el argumento de fondo que usa el autor para que la gente acepte y comparta la infidelidad que no tolera en carne propia?
Porque seamos sinceros. Si te enterás que tu marido viajante o tu esposa ejecutiva todos los años para más o menos la misma fecha viaja al mismo lugar durante tres días para verse con su amante, no creo que te guste y aplaudas como cuando veías la película. O que tu mujer se enamore perdidamente de un fotógrafo que quiere retratar unos puentes, por más pintón que sea, no creo que motive tus lagrimeos de emoción por tanto amor y ternura.
Te juro que sigo sin saber por qué cuando ví esas películas, me parecieron tan buenas y enternecedoras, pese a que sabía que el fondo no es bueno: la infidelidad.