BAJO LA LLUVIA
Como resbala el agua por mi espalda!
Como moja mi falda, y pone en mis
mejillas su frescura de nieve!
Llueve, llueve, llueve, y voy,
senda adelante, con el alma ligera
y la cara radiante, sin sentir, sin sonar,
llena de la voluptuosidad de no pensar.
Un pájaro se baña en una charca turbia.
Mi presencia le extraña, se detiene...
me mira... nos sentimos amigos...
Los dos amamos muchos cielos, campos
y trigos! Después es el asombro de un
labriego que pasa con su azada al hombro
y la lluvia me cubre de todas las fragancias
de los setos de octubre. Y es, sobre mi
cuerpo por el agua empapado, como un
maravilloso y estupendo tocado de gotas
cristalinas, de flores deshojadas que
vuelcan a mi paso las plantas asombradas.
Y siento, en la vacuidad del cerebro sin
sueño, la voluptuosidad del placer infinito,
dulce y desconocido, de un minuto de olvido.
Llueve, llueve, llueve, y tengo en alma
y carne, como un frescor de nieve.
Juana de Ibarbourou.