Lc 8,4-15: “La semilla es la Palabra de Dios”
El contexto de la parábola del sembrador es de una evaluación del impacto que ha causado en la gente la Palabra de Jesús. Los resultados parecen confirmar que, como hoy, eran muchos los oyentes pero pocos los que “conservaban la Palabra en su corazón” y la ponían en práctica. Jesús, y los evangelizadores de todos los tiempos, soñamos con una Palabra que transforme la vida de todo el que la escuche. Pero la realidad muestra que no todos la reciben de igual forma. En esto la parábola es realista, pero al mismo tiempo esperanzadora, pues, aunque señala las dificultades del presente, deja abiertas las puertas para un futuro promisorio hasta llegar a producir el ciento por uno. Al interpretar la parábola no nos detengamos sólo en la clase de tierra apta para recibir la Palabra de Dios; también es importante profundizar sobre el sembrador; por ejemplo, qué clase de sembrador requiere el mundo de hoy. Pidamos a Dios que nos ayude a ser buenos sembradores, y al mismo tiempo tener un terreno bien abonado para acoger la Palabra, porque todo evangelizador debe estar abierto a ser evangelizado.
Reflexiones católicas
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