Cada vez que te sientas extraviada, confusa, PIENSA EN LOS ARBOLES, RECUERDA SU MANERA DE CRECER. Recuerda que un árbol de gran copa y pocas raíces es derribado por la primera ráfaga de viento, en tanto que un árbol con muchas raíces y poca copa, a duras penas deja circular la savia. Raíces y copa han de tener la misma medida, has de estar en las cosas y sobre ellas: sólo así PODRAS OFRECER SOMBRA Y REPARO, sólo así, AL LLEGAR LA ESTACIÓN APROPIADA PODRAS CUBRIRTE DE FLORES Y DE FRUTOS. Y luego, cuando ante tí se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: SIENTATE Y AGUARDA. Respira con la confiada profundidad que respiraste el día que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda más aún. QUEDATE QUIETA, EN SILENCIO, Y ESCUCHA A TU CORAZON. Y cuando hable, levántate y ve donde él te lleve.
(Del libro "Donde el corazón te lleve", de la escritora italiana Susana Tamaro.)
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