Un abrazo mata, otro hiere. Pero el que más, da vida.
Hay abrazos de bienvenida. Y otros de despedida.
Un aeropuerto, una estación de tren, de autobús, tienen sabor a abrazos que se dan.
A lagrimas que se contienen, y otras que se dejan ir por los mofletes.
Un abrazo es el momento más íntimo entre dos personas, aunque se diga lo contrario, porque estas dando lo mejor de ti mismo.
Puede ser fuerte, o protector, puede reconfortar, puede calmar, pero sin duda el poder del abrazo es tan inmenso y grande que los pequeños seres humanos no nos percatamos.
En un abrazo se puede decir todo sin necesidad de que los labios vengan a estorbar.
En un abrazo se entrega medio alma y el otro medio se te va.
Un abrazo calma la sed de cariño y el hambre de estar bien.
Hay abrazos de felicidad. Abrazos románticos. Abrazos de simple amistad.
Hay abrazos que se te quedan clavados, hay abrazos que siempre te quedas con ganas de dar.
Hay abrazos que rompen esquemas, que no te esperas.
Hay abrazos que buscan un por qué.
Hay abrazos tiernos, fieros abrazos, abrazos y abrazos que gritan “quédate así para siempre”
Hay abrazos que te hacen llorar, y otros que te hacen sonreír.
Hay abrazos que te duelen cuando es el último por llegar.
Hay un primer abrazo, que siempre te hace sentir especial.
Hay abrazos en los que te sientes segura y no necesitas más.
Hay abrazos que calman tanto que te invitan a dormir. –abrazado-
Hay abrazos con olor a pasión. Abrazos que esperan una larga explicación.
Abrazos de perdón, de duda, de desilusión contenida.
Abrazos donde se entrega en bandeja kilos de amor.
Hay abrazos que se rompen por la mitad.
Un segundo que se antoja eternidad.
Hay abrazos que ya no volverán, pero una vez si existieron.
Lo demás dejó de importar.
D/A
Fondo hecho por
risMaAl - 2009