Marmoles quebrantados por el mazo pertinaz de los siglos destructores, tronchados capiteles y tambores de columnas, celeste manotazo.
Entre la hierba se perfila el brazo pulido de una diosa; nacen flores; hay lagartos al sol, y ruiseñores rasgando el aire en subito arapazo.
Esplendor de otra edad,
que hoy se mantiene diferente, mejor, como quien viene de juventud perdida a recobrada.
Ante el otoo y vida que te espera, palidece pueril la primavera, mujer nacida a madurez dorada.
Fco. Alvarez
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