No vale la oración sin la acción
(d.a.)
Se cuenta una historia
que cierto hombre viajaba todos los días a su trabajo,
y en su diario trayecto veía un mendigo debajo de un puente,
al costado de la ruta, que padecía frió y por supuesto hambre,
y éste señor cuando pasaba día a día por ese lugar
al verlo le pedía a Dios en oración:
"Señor bendice a este pobre hombre
que está mojándose,
y veo que está cada vez más débil y peor".
Así, repetía todos los días la misma oración,
hasta que un determinado día, sintió una Voz en su mente
que le dijo:
"hombre,
no esperes que lo bendiga Yo.
Para el auto y bendícelo tú con algún alimento o ropa"
A partir de ése día este hombre cambió de actitud con los necesitados.