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General: CONSEJOS DE SENTIDO COMÚN
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De: Sonrisa (Mensaje original) |
Enviado: 13/12/2009 12:38 |
Consejos de sentido común
Vamos a pensar un poco en el Evangelio de hoy. Juan está en el desierto. Está anunciando que viene el Mesías prometido, el que va a poner todas las cosas en orden, el que va abrir un nuevo futuro para el pueblo. Y la gente se le acerca. Escuchan que hay que convertirse como medida fundamental para prepararse para la venida del que viene –aquí entramos nosotros porque estamos precisamente en Adviento y se supone que en este tiempo nos tenemos que preparar para celebrar la venida de Jesús, así que el tema nos interesa y mucho–. Lo que viene ahora es la reacción normal de la gente que rodea a Juan. Si hay que convertirse, qué significa eso en la práctica. Cada uno pregunta desde su vida y recibe su respuesta de parte de Juan. A la gente en general les dice que compartan sus bienes con los que no tienen. A los publicanos que no roben al cobrar los impuestos. A los soldados que no se aprovechen de su fuerza ni de su autoridad.
De las recetas a las soluciones reales Seamos sinceros. Cada uno de los que escuchaba a Juan ya sabía la respuesta que iba a recibir. Porque son consejos de sentido común. Pero son precisamente los consejos que no queremos escuchar. Al leer esta Evangelio me ha venido a la mente, las veces que he ido al médico buscando una solución fácil, una receta, para mi enfermedad. Unas pastillas que, tomadas durante una semana, me dejasen como nuevo. Lo malo es que muchas veces el médico no me receta las pastillas sino otras cosas que son justo las que yo me imaginaba pero no quería oír: que haga una vida más sana, que haga más ejercicio, que deje de fumar, etc. Al acercarnos a Jesús, al preparar su venida, también nosotros querríamos encontrar una solución fácil y sencilla, una pastilla que nos convirtiese de golpe. Pero eso no existe. Convertirse es cambiar de vida, es actuar con justicia, es compartir lo que se tiene con los hermanos que carecen de ello, es no aprovecharnos de los demás. Convertirse para participar en el Reino es establecer una nueva forma de relacionarnos con los demás, como Dios quiere que nos relacionemos, como hijos e hijas suyos, todos compartiendo de la misma mesa. Atención a algo que es importante. En ninguna de las respuestas de Juan se dice que convertirse consista en hacer mucha oración y mucha penitencia para llegar obtener el perdón de nuestros pecados. Parece que a Juan el pasado no le importa. Juan mira al futuro. Convertirse no es regodearse en lo pasado y mirarnos al ombligo de nuestras faltas sin cesar. Convertirse es cambiar de vida desde ya, comenzar a actuar de otra manera, más justa, más equitativa, más fraternal porque así nos quiere Dios, porque esa es la voluntad de Dios. Que le gusta más a Dios el regalo del amor al hermano que cientos de padrenuestros en la oscuridad de alguna iglesia.
La conversión es liberadora Ahí estamos en el buen camino del Adviento, en la verdadera preparación no sólo para celebrar el nacimiento de Jesús sino para que Jesús se haga presente en nuestro corazón, se sienta cómodo en él y nosotros podamos continuar su misión de anunciar el amor de Dios a todos los que nos rodean.
Y todo eso con alegría, con gozo, contentos porque la conversión de que nos habla Juan es liberadora. Podemos dejar atrás nuestras ataduras, nuestros egoísmos, todo lo que nos hunde y no nos deja volar, todo lo que nos centra de tal modo en nosotros mismos, en mis necesidades, en mis problemas, en mis angustias, en mi deseo de sentirme seguro, que nos impide levantar la vista y descubrir al hermano y a la hermana con los que me puedo sentir feliz compartiendo lo que tengo: la vida que Dios me ha regalado. De la alegría y el gozo que provoca esa liberación es de lo que nos hablan la primera y la segunda lecturas. Sólo por ese camino encontraremos la verdadera paz y la verdadera alegría. Lo que nos dice Juan es de sentido común. Nosotros, como los que le escucharon entonces, ya sabíamos su respuesta. Hubiésemos preferido otra más simple, más fácil pero Juan nos lleva a la verdad de lo que no queremos oír pero que, en el fondo, sabemos que es el único camino. Ahora hay que poner manos a la obra. Y convertirnos. O, por lo menos, intentarlo.
Fernando Torres Pérez, cmf
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De: goti0 |
Enviado: 13/12/2009 14:52 |
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