A JOSÉ DE ARIMATEA
Por la gran misericordia
Que hiciste con mi señor,
Te debo mi gratitud
Y te la doy sin temor.
Tú recogiste su cuerpo
Tan sagrado que era luz,
Y sin mirar el peligro
Lo bajaste de la cruz..
Lo impregnaste de perfume,
E hiciste tan buena obra
Al recoger a mi Cristo,
Que ningún elogio sobra.
Solo tú hiciste de padre,
Con santas mujeres buenas,
Que sostenían a su madre,
Ya sin sangre por sus venas.
Le pusiste en un sepulcro
Que un rico se preparó;
Y le envolviste en lienzos,
Como a un hijo que murió.
Ya no quiero mencionar
Los peligros que enfrentaste,
Solo que mi gratitud,
Yo quiero manifestarte.
Rafael Marañón