Ayer estudiamos los tres niveles de la vida. Nuestra atención hoy se centrará en el hombre
carnal. Es lamentable que muchos cristianos estén atrapados en este plano de la existencia.
Tratan de obedecer al Señor, pero la vieja "carne" sigue manifestándose. Su vida es
una montaña rusa de altibajos espirituales.

A veces, esta condición se debe a ignorancia. Muchos no se dan cuenta de que
1) este estilo de vida no está destinado a ser la norma para los creyentes,
y 2) el Señor nos ha dado todo lo necesario para tener una vida piadosa (2 P 1.3, 4).

Sin embargo, la razón principal por la que los creyentes tienen una vida carnal,
es porque aún no han decidido quién tendrá el control de sus vidas. Hay algo
que no están dispuestos a entregar a Dios; puede ser un deseo, un hábito, o
una fuente de seguridad o placer. Otra posibilidad es que han sentido su
llamamiento a sus vidas, pero están huyendo de él por temor o rebeldía.

Las consecuencias de vivir de esta manera son catastróficas. Sin guía del Espíritu,
el cristiano carnal es espiritualmente inmaduro, y está gobernado por sus deseos,
derechos y expectativas. Porque no ha aplicado las verdades bíblicas aprendidas antes
(la leche espiritual), no puede entender las cosas más profundas de la Escritura
(el alimento sólido). El resultado es un crecimiento espiritual truncado.

Si usted se ve descrito aquí, no se desanime; no tiene que permanecer
en esta condición.  ¿A qué se está aferrando? Renunciar puede ser muy difícil,
pero el poder del Todopoderoso  reside en usted través de su Espíritu. Ceda,
ríndase a Dios y confíe en el poder de él.

Dr. charles F. Stanely