Hola, aquí estoy nuevamente, con un gran dolor en el alma, tratando de acostumbrarme a la ausencia de mi viejo.
Dolores como éste no son nuevos para mí, ya se me han ido muchos seres queridos, soy una persona muy fuerte y de las que no pierde la sonrisa, pero en situaciones tan dolorosas, mis fuerzas son vencidas por el llanto y la tristeza.
Mi viejo, que quizás no estaba tan viejo, tenía 76 años, le diagnosticaron cáncer en la piel, de eso hace 4 años, ese diagnóstico le quitó toda esperanza y fuerzas, no pudimos convencerlo de que no es un cáncer agresivo, ni siquiera con algunas comparaciones y conversaciones con viejitos que tienen más de 30 años con ese tipo de cáncer.
Se hundió en la depresión y aunado a eso, ya tenía la diabetes que muchas veces viene con la edad, se negó completamente a aceptar que era diabético y no permitía administrarle medicinas para la diabetes. Hace 3 años se le taparon las arterias de las piernas, se las operaron y le hicieron bypass femoral, pero se le taparon nuevamente, unos centímetros antes del sitio donde estaba el bypass. Con la administración de la quimioterapia y las medicinas para la piel, le suspendieron temporalmente, el tratamiento circulatorio y una de sus piernas colapsó con una úlcera varicosa, el dolor era intenso y se esperaba terminar el tratamiento del cáncer para volver a operar la pierna, su angustia fue tal que hace 3 meses le dió un infarto, digamos que fue leve, no hubo incidencias físicas, pero anímicas sí. Mi viejo se llenó de grandes temores, depresiones y el lunes en la madrugada, le dió un infarto fulminante.
Digamos que a mi viejo le sucedió exactamente como el libro aquel de Gabo, Crónica de una muerte anunciada. Los médicos le decían: no te vas a morir del cáncer, no te vas a morir por la diabetes ni por la pierna, si sigues con ese estado de ánimo, vas a morir de un infarto. Tal como fue pronosticado, murió de un infarto.
Su cáncer estaba controlado, quedó estancado en la segunda fase, su piel mejoró increiblemente, casi tenía la piel de un bebé, pero no se le quitó la angustia y el miedo.
Yo estaba conectada en Gabito cuando me llamaron para darme la mala noticia, dejé abierto todo esto y horas después, mi hija vió la pc encendida, ella sabe lo importante que es para mí y todos nosotros los gruperos, esta amistad tan linda, este compartir penas y alegrías, el acompañarse a distancia, el amor y el valor que yo le doy a mi gente internauta y me llamó para saber que hacer, así que le pedí que dejara los avisos.
Muchas gracias a todos por sus palabras tan lindas, sus mensajes hermosos y gracias por compartir conmigo desde la distancia un gesto de aliento.
Con todo este gran dolor que siento y con las lágrimas que no puedo detener, Gabito Grupos me ayuda a distraer un poco mi mente, así que seguiré aquí, que a final de cuentas, si a la distancia veo tanta gente linda que se unió a mi dolor y tristeza, sé que es la misma distancia que hoy me separa de mi papá.
Muchas gracias, un beso y un gran abrazo para todos.