POR LAS SENDAS DEL TIEMPO
Francisco Manuel Nácher
Por las sendas del tiempo he caminado
malgastando mi vida sin sentido,
y millones de veces he perdido
el norte que, directo, iba hacia Ti.
Mil veces me has llamado y hecho guiños
y otras tantas, cegado e ignorante,
dirigí a otros objetos mi talante
alejándome así de Ti y de mí.
Y fuiste Tú por fin, Señor, quien hizo
que nuestras dos miradas se encontrasen
y, desde ese momento, concentrasen
sus energías para coincidir.
Y, una vez encontradas, fue el disloque,
el éxtasis sin fin, el cielo eterno,
el amor inmortal más suave y tierno
y el más dulce y sereno convivir.
Que nada, en ningún mundo, igualar puede
lo que por Ti y contigo estoy viviendo:
Ser hombre y Dios y todo en mí sintiendo,
y todo amando y todo disfrutar...
Que estoy en todo y todo en mí se encuentra,
que las estrellas toco con la mano,
que todo el universo es un mecano
que puedo, si quisiera, desmontar,
y todo lo comprendo y lo convivo,
y veo el fin de lo que fin no tiene,
y sólo Tu presencia me mantiene,
y he olvidado el olvido y el dolor;
y vivo sin vivir, y estoy ahíto
de dicha, de placer, de sensaciones,
de música, de cantos, de emociones...
¡Gracias, Dios mío, gracias por Tu amor!
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