Creo en mis caminos, en esos que duelen pero que rinden frutos.
Creo en el sendero de la verdad, en el sendero difícil.
Creo en mis palabras, en mis frases, en mis abrazos y en mis miradas.
Creo en quien soy y por lo tanto, quien a pesar de las derrotas, no tengo intenciones de dejar de ser.
Creo en mi sueño, en el magnífico sueño que seguiré construyendo hasta que no me queden más fuerzas para creer.
Creo en el destino, en mi historia, en mis pasos y en mi experiencia.
Creo en mis ganas de dar, y creo en un mundo maravilloso que espera recibir mi cariño.
Creo en la amistad, en los besos, la lluvia, las sonrisas y los secretos.
Creo en mi esfuerzo por creer, en mis ganas de creer.
Creo en Dios, en la vida y en la magia con la que toca todas las cosas.
Creo en el destino y en un futuro de recompensa para quienes afrontan el desafío de ser fieles a sí mismos.
Creo en mí, sobre todo creo en mí, cuando caigo, cuando no tengo fuerzas, cuando el viento sopla y mis velas ceden, sigo creyendo en aguantar y en volver con todas mis fuerzas para seguir y seguir creyendo, y seguir andando y seguir viviendo.
Creo en los sentimientos que puedan hacer de cada día un sol distinto y por supuesto...:
Creo en el Amor y en ese modo indescriptible de estar parado ante la vida, en esa manera intrépida de hacer transcurrir el tiempo, en esa forma tan peligrosa y a la vez tan excitante de tener el corazón abierto.
No hay camino hacia la libertad....La libertad es el camino.
para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar
y también razones para morir y descansar.
la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.
Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser ÉL: amor, bondad, reconciliación, perdón y donación total.
"Cuánto gozamos con lo poco que tenemos y cuánto sufrimos por lo mucho que anhelamos."
Ser Feliz, es una actitud.
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NO DEJEMOS DE VER LA MAGIA QUE LA VIDA NOS BRINDA