La decisión la tomó el día que hurgó en las múltiples ideas que asaltaban su cabeza con un propósito definido: vender más. Las opciones eran infinitas, pero muy pocas aseguraban eficacia. Por esa razón Guillermo Conto Alcázar, un vendedor de helados de La Mesa, un municipio en el centro de Colombia, decidió disfrazarse.
Colocarse un nuevo traje cada día ha sido la estrategia para ofrecer más comestibles que sus competidores. Tiene 42 años y su ingenio no tiene límites. Cada día quienes recorren el territorio cundinamarqués no pierden oportunidad de ir a verlo. Se ha convertido en un atractivo turístico; siempre a una cuadra de la catedral de Santa Bárbara, rodeado por los árboles antiguos como el tiempo, coronados de barbas interminables.
Sus amigos y conocidos le dicen simplemente "Popeye", y aunque no come espinacas como el legendario personaje de las historietas cómicas, si atrae a los niños y logra una rápida identificación con todos ellos. "El secreto está en saber llegar a todo el público" confiesa al referir las razones que le llevaron a ser uno de los mejores proveedores de refrescos. Comercializa entre quinientas y mil paletas diariamente.
En cuatro años ha concebido y ejecutado cerca de doscientos disfraces. De esta manera puede lucir diariamente uno sin repetir en un lapso de cinco meses. ¡Increíble pero cierto!.
Hoy día encontramos personas que lucen muchas máscaras. Dependiendo delante de quién se encuentren, se colocan un antifaz diferente. Esconden lo que encierran, tanto en sus pensamientos como en sus acciones. ¿Es acaso lo que agrada a Dios? En absoluto. Dios nos ama, conoce nuestros pensamientos y espera que seamos veraces, sin dobleces, auténticos.
¿Cuál es su disfraz?
Es muy diferente un disfraz de lo que no somos como personas, a tener una disposición de llegar a los demás. Es justo lo que hacía el apóstol Pablo. En su propósito de llegar con el evangelio de Jesucristo a las personas de diversas culturas y concepciones religiosas, lograba "ponerse en sus zapatos" para comprenderles.
El evangelista escribe: "Aunque soy libre y no pertenezco a ningún hombre, me he hecho esclavo de todos para poder ayudar a salvar al mayor número posible de gente. Entre judíos, me he comportado como judío para ayudar a salvarlos. Entre los que viven bajo la Ley, me comporté como uno de sus seguidores, para ayudar a salvarlos. Es decir, me he hecho todo para todos para que, de todos modos, pueda ayudar a salvar a algunos" (1 Corintios 9:19, 20. Nuevo Testamento: la Palabra de Dios para todos).
Tenía una disposición abierta, no para contender por asuntos religiosos sino para comprender de qué manera pensaban y así podía expresarles en términos y en circunstancias que entendieran, lo que significaba la obra de Salvación del Señor Jesús en la cruz.
Dos preguntas para terminar: En su comportamiento: ¿Guarda usted un antifaz para mostrarse diferente de como realmente es? Y en el plano de convicciones religiosas, ¿busca comprender la concepción de los demás para compartirles el evangelio del Señor Jesús o espera que todos piensen y actúen como usted?