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Esta quería ser una larga historia de amor, una historia de un
hombre y una mujer que se conocieron un día en el centro
comercial, mientras ella miraba con detenimiento unas zapatillas
rojas y él, del otro lado del cristal, amorosamente, la miraba mirar.
Esta quería ser la historia de un hombre y una mujer que toda su
vida ensayaron sus pasos para poderse encontrar.
Quería la historia que el hombre abordara a la mujer, la invitara a
un café, a un salón de baile, la invitara a amar.
Quería esta larga historia que nadie estuviera detrás: ni Dios, ni el
diablo, ni el azar. Solo el hombre y la mujer saliendo del brazo del centro comercial, amorosamente.
Después vendrían los hijos, las promesas, las noches de frío, el té de las diez, los besos con sabor a lluvia. Después vendrían sus paseos por el jardín, el cine, las reuniones con amigos, las breves pero sustanciosas alegrías...
Hubiera sido bellísimo que el hombre la invitara a amar, pero la mujer, inesperadamente, y sin advertir la larga historia de amor que yo quería contar, se dió la media vuelta y se perdió en los pasillos del nunca jamás.
Autor: Rogelio Guedea
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