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General: HISTORIAS: EL MATRIMONIO
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Caroly  (Mensaje original) Enviado: 14/05/2011 17:30

 
 
Historias:
El matrimonio
 
 
Cuando llegué a casa esa noche mientras mi esposa
 servía la cena, la tomé de la mano y le dije:
 tengo algo que decirte. Sólo se sentó a comer en
 silencio. Yo podía observar el dolor en sus ojos.
 
De pronto  ya no sabía como abrir mi boca.
 Pero tenía que decirle lo que pensaba.
 Quiero el divorcio......le dije lo más suave que pude.
 
Mis palabras parecieron no molestarle.
 Al contrario, muy tranquilamente me preguntó, ¿por qué?
 
Evité su pregunta con mi silencio, esto le hizo enfurecer.
Tiró los utensilios y me gritó, ¡no pareces hombre!
 Esa noche, ya no hablamos más. Ella lloraba en silencio.
 Yo sabía que quería saber que le había pasado a nuestro
 matrimonio. Pero yo no hubiera podido darle una
 respuesta satisfactoria.
 Mi corazón ahora le pertenecía a Eloísa.
Ya no la amaba, sólo me daba lástima.
 
Con un gran sentido de culpa, redacté un acuerdo
 de divorcio en el que le daba nuestra casa, nuestro
 auto y un 30% de las acciones de mi empresa
 
Después de leerlo ella lo rompió en pedazos.
 La mujer que había estado diez años de su vida conmigo
ahora era una extraña. Me sentí mal por todo ese tiempo
 y energía que desperdició conmigo.
 Todo eso que yo nunca le podría reponer.
 Pero ahora ya no había marcha atrás, yo amaba a Eloísa.
 Por fin mi esposa soltó el llanto frente a mí, eso era lo
 que yo esperaba desde el principio. Verla llorar me
 tranquilizaba un poco, ya que la idea del
 divorcio que me preocupaba tanto
 ahora era más clara que nunca.
 
El siguiente día, llegué a casa muy tarde y ella estaba
 en la mesa escribiendo algo.
 Yo no había cenado, había pasado un
 día muy intenso con Eloísa y tenía más
 sueño que hambre y  me retiré a dormir.
 
Desperté en la madrugada, ella todavía estaba
 escribiendo. La verdad no me importó y sólo me
 acomodé de nuevo en cama y seguí durmiendo.
 
En la mañana me presentó sus condiciones para aceptar
 divorciarse: No quería nada de mí, pero necesitaba un mes
 antes de firmar el divorcio, me pidió que en ese mes tratáramos
 de vivir una vida lo más normal posible.
Sus razones eran simples: nuestro hijo tenía unos
 exámenes muy importantes en este mes y no
 lo quería mortificar con la noticia del
 matrimonio frustrado de sus padres.
 
Esto era algo en lo que yo también estaba de acuerdo.
 Pero había más, me pidió que me acordara
como la cargué el día de nuestra boda.
 
Quería que cada día de este mes, la cargara de nuestro
cuarto hasta la puerta de la casa....... pensé que se estaba
 volviendo loca. Pero decidí aceptar este raro
 requisito con tal de que este mes pasara
 sin más peleas o malos momentos.
 
Le platiqué a Eloísa de las condiciones que puso mi
 esposa......se rió bastante y pensó que era muy absurdo.
 Dijo en tono burlón: no importa los trucos que se invente,
 tiene que aceptar la realidad que se van a divorciar.
 
Desde que le expresé mis intenciones de divorcio mi esposa
 y yo no teníamos ningún contacto íntimo. El primer día que
 la cargué se me hizo un poco difícil. Nuestro hijo nos vio y
 aplaudió de felicidad al vernos y dijo, papá me da gusto que
 quieras mucho a mi mamá. Sus palabras me causaron un
 poco de dolor. Desde nuestra habitación hasta la puerta de
 enfrente camine como diez metros con ella en mis brazos.
 Ella cerró sus ojos y me dijo al oído que no le dijera al niño
 del divorcio. Me sentí muy incómodo, la bajé y ella caminó a tomar
 el autobús para ir a trabajar. Yo manejé sólo a mi trabajo.
 
El segundo día fue un poco más fácil. Ella se recargó
 ligeramente en mi pecho. Podía oler la fragancia de su blusa.
 Me di cuenta que desde hace tiempo no le había puesto
 mucha atención a esta mujer. Me di cuenta que ya no era
 tan joven, había un poco de arrugas en su cara, su pelo ya
 mostraba canas. Ese era el precio de nuestro matrimonio.
 Por un minuto me pregunté que si yo era el responsable de esto.
 
Al cuarto día, cuando la cargué.
 Sentí que regresaba un poco de intimidad.
 Esta era la mujer que me había dado diez años de su vida.
 
El quinto y sexto día, me di cuenta que el sentimiento
 crecía otra vez. No le platiqué nada de esto a Eloísa.
Conforme los días pasaban se me hacia más fácil cargarla.
 Quizás el ejercicio de hacerlo me estaba haciendo más fuerte.
 
Una mañana la vi que estaba buscando un vestido para
 ponerse, pero no encontraba nada que le quedaba.
 Sólo suspiró y dijo, todos mis vestidos me quedan grandes.
 Es ahí donde me di cuenta que por eso se me hacía muy
 fácil cargarla. Estaba perdiendo mucho
peso, estaba muy pero muy delgada.
 
De repente entendí la razón......estaba sumergida en
 tanto dolor y amargura en su corazón.
 Inconscientemente le toqué la frente.
 
Nuestro hijo entró en ese momento y dijo, Papá es tiempo que
 cargues a mamá. El ver a su papá cargar a su mamá
 todos los días se le había hecho costumbre. Mi esposa
 le dio un fuerte abrazo. Yo mejor miré hacia otro lado por
 temor a que esta conmovedora imagen me hiciera cambiar
 de planes. Entonces la cargué, y empecé a caminar hacia
la puerta, su mano acarició mi cuello, y yo la apreté fuerte
 con mis brazos, justo como el día que nos casamos.
 
Pero su estado físico me causó tristeza. En el último día,
cuando la cargué sentí que no me podía ni mover. Nuestro
 hijo ya se había ido a la escuela. La abrazé fuerte y le dije, nunca
 me di cuenta que a nuestra vida le hacía falta algo así.
 
Me fui a trabajar.....salté fuera de mi auto sin poner llave a la puerta.
 Temía que en cualquier momento podría cambiar de
 opinión.....subí las escaleras, Eloísa abrió la puerta y le
 dije, Lo siento mucho pero ya no me voy a divorciar.
 
No podía creer lo que le estaba diciendo, hasta me tocó la frente
 y me preguntó si tenía fiebre. Quité su mano de mi frente y le
 dije de nuevo. Lo siento Eloísa, ya no me voy a divorciar.
 Mi matrimonio era muy aburrido porque ni ella ni yo supimos apreciar
 los pequeños detalles de nuestras vidas. No porque ya no nos amáramos. 
  Ahora me doy cuenta que cuando nos casamos y la cargué por primera
vez esa responsabilidad es mía hasta que la muerte nos separe.
 
Eloísa en este momento salió del shock y me dio una fuerte
 bofetada, y llorando cerró su puerta.
 Corriendo bajé las escaleras y me fui de ahí.
 
Paré en una florería, ordené un bonito ramo para mi esposa.
 La chica me preguntó que le ponía a la tarjeta.
 Sonreí y escribí, " siempre te llevaré en mis
 brazos hasta que la muerte nos separe"
 
Esa noche cuando llegué a casa, con las flores en mis manos y
 una sonrisa en mi cara, subí a nuestro cuarto........sólo para encontrar
 a mi esposa en su cama.....Muerta ...su médico  había descubierto
 que tenía un cáncer agresivo, y le pidió guardar el secreto.
 
Los pequeños detalles es lo que de verdad importa en una relación.
 No la mansión, el carro, propiedades o dinero en el banco.
 Estos crean un falso sentido de felicidad que no lo es todo.
 Mejor encuentra tiempo para ser el amigo de tu esposo o esposa,
 y tómense todo el tiempo necesario con esos pequeños detalles
 que hacen la diferencia. Que tengan un feliz matrimonio.
 
Si no compartes este correo nada te pasara ... Pero si
decides compartirlo, quizás salves un matrimonio.
Muchos de los fracasos en la vida le sucede a gente que
no se da cuenta lo cerca que estaban del éxito
 cuando se dieron por vencidos.
 
Extraído de Internet
Enviado por Mariana
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: radio Enviado: 15/05/2011 22:53
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