Bajo el pálido hechizo lunar, las margaritas de místico anhelo posesas semejan un coro de rubias princesas que al viento confían sus frágiles cuitas.
¿Me quiere?…¿No me quiere? En el mutismo azul la pregunta se muere y la margarita se deshoja en vano, y tiembla angustiada la interrogación, cual sístole y diástole prendido al arcano del abismo rojo de algún corazón.
Cuántas veces, cuántas, en noches como ésta la palabra angustiada se perdió…se perdió… esperando siempre la dulce respuesta, la ansiada respuesta que nunca llegó!