Cuantos sueños azules para llegar a un beso. La existencia paralizada en un punto del espacio que no se logra cerrar, ni completar con realidades de los días y las noches. Una música celestial, sobre nubes de ensueño, cambian el purgatorio por el paraíso perdido. El jardín despierto en las sombras busca dos estrellas, que ya nunca encontrará. Un grito en la callada noche, fragmenta el dolor en partículas que nadie advertirá. La vida sigue girando. Yo la veo partir.
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