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General: El circo
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De: Maru47 (Mensaje original) |
Enviado: 30/08/2011 21:15 |
El Circo
Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo fila para comprar entradas para el circo. Al
final, solo quedaba una familia entre la ventanilla y nosotros. Esta
familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, todos probablemente
menores de doce años. Se veía que no tenían mucho dinero. La ropa que
llevaban no era cara, pero estaban limpios. Los chicos eran bien
educados, todos hacían bien la fila, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano. Hablaban con excitación de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se notaba que nunca antes habían ido al circo. Prometía ser un hecho saliente en su vida. El
padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La
madre, de la mano de su marido, lo miraba como diciendo: "Eres mi
caballero de brillante armadura". Él sonreía, henchido de orgullo y
mirándola como si respondiera: "Tienes razón" La empleada de la
ventanilla preguntó al padre cuántas entradas quería. Él respondió con
orgullo: "Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos,
para poder traer a mi familia al circo." La empleada le indicó el
precio. La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a torcerse.
Este se acercó un poco más y preguntó: "¿Cuánto dijo?" La empleada volvió a repetirle el precio. ¿Cómo
iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenía suficiente
dinero para llevarlos al circo? Viendo lo que pasaba, papá puso la mano
en el bolsillo, sacó un billete de veinte dólares y lo tiró al suelo
(nosotros no éramos ricos en absoluto). Mi padre se agachó, recogió
el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: "Disculpe, señor,
se le cayó esto del bolsillo." El hombre se dio cuenta de lo que
pasaba. No había pedido limosna, pero sin duda apreciaba la ayuda en una
situación desesperada, angustiosa e incomoda. Miró a mi padre
directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el
billete de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole
por la mejilla, replicó: "Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mi."
Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo. Pero no nos fuimos sin nada... Más bienaventurada cosa es dar... que recibir"
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De: DEARA |
Enviado: 31/08/2011 03:33 |
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