Tienen entre 25 y 35 años y deciden
posponer o renunciar a su paternidad para desarrollar sus trayectorias
laborales, intereses personales o de pareja. El término “dinky” surge en el año
´80 y se desprende del concepto inglés “double-income, no kids (doble sueldo sin
hijos). El término grafica una nueva tendencia social que da cuenta de distintos
matrimonios y parejas que han elegido destinar su salario a su propio ocio o
proyectos de diversos tipos.
A medida que el fenómeno avanzó en gran parte del mundo se comenzó a
denominar a este grupo como “cultura dinky”, definiendo a este estilo de vida
que ha sido cuestionado por diversas instituciones como narcisista, hedonista y
consumista. Pero lejos de los prejuicios y los estereotipos que caen sobre
ellos, los “dinkys” ya son un fenómeno imparable, especialmente en las ciudades.
Ya en el 2005 el diario El Mundo destacaba que la tendencia había crecido un 75
% y los sitios elegidos por estas parejas para vivir eran Madrid, Barcelona y
Valencia.
España no es el único caso, las parejas dinks es un fenómeno en ascenso en
países como China, Canadá, Japón e Italia. En Estados Unidos, las parejas que
renuncian a la paternidad ya alcanzan los 31 millones según informa la revista
American Demographics.
Argentina no se queda atrás. La Encuesta Anual de Hogares de 2009 de la
Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires, un 30,
08% de los hogares porteños están compuestos por parejas. En Méjico la tendencia
también crece cada vez más. El investigador mejicano Eduardo de León, en
declaraciones a “Es más”, justifica el crecimiento de los “dinks” argumentando
que “la razón principal es que no podrían satisfacer ciertas necesidades de
carácter personal y económico si tendrían hijos”.
¿Cuál es el perfil de los dinkys? Son parejas que superan los 25 años,
urbanas, profesionales de clase media alta, amantes de los viajes, la
tecnología, la gastronomía y actividades vinculadas al ocio. En este sentido, y
por su gran capacidad de gasto, las parejas que optan por este estilo de vida se
han convertido en un segmento de mercado favorito para diversas empresas de
servicios y consumo. Las razones están a la vista, las parejas “dinks” ganan un
40 por ciento más que aquellas que tienen hijos y tienen una mayor libertad de
decisión y de compra. Mantener un status social elevado y aspirar a un estilo de
vida, es parte de la idiosincrasia de este grupo social. Las estadísticas lo
comprueban. En Europa las parejas sin hijos consumen un 40% del total en
alimentación, un 6% en productos de cuidado personal y viajan un 39% más que la
media de la población. Conquistar a los “dinkys” es tan importante para el
mercado, que en el 2010 en Madrid se organizó una feria dedicada exclusivamente,
a ellos en la que se les ofrecía desde productos de consumo a tecnología y
viajes.
Pero no sólo de consumir se trata la cuestión. Las parejas dinks también se
interesan y ocupan su tiempo en causas ecológicas o forman parte de
Organizaciones No Gubernamentales. Además, su trayectoria profesional es una
gran prioridad y se perfeccionan realizando posgrados, seminarios o estudiando
carreras complementarias a su profesión.
En declaraciones a la agencia Telam, Nora D’Alessio, vicepresidenta de la
consultora que lleva su apellido, define a este grupo como “personas con alto
compromiso con su carrera profesional, y que en el consumo buscan marcas
sofisticadas. Son los yuppies del 2000. Son yuppies que no viven solos. Es un
moda que va a quedar por mucho tiempo'.
Este fenómeno no sólo se está haciendo notar sino que los especialistas
destacan que en la actualidad son formadores de tendencia. Sus intereses son
imitados y seguidos, no sólo por el mercado, sino también por los consumidores.
Su alta estima por los tratamientos estéticos, moda de alta gama, viajes de
placer a lugares exóticos o su predilección por la gastronomía orgánica, son en
la actualidad modelos a seguir por las nuevas generaciones que ven en los
“dinkys” personas urbanas, independientes y sofisticadas.
La difusión del estilo de vida “dinky” fue reflejado en gran medida por el
cine y la televisión, especialmente en los Estados Unidos. Series como “Sex and
the City”, han presentado el estereotipo de una mujer que elije convivir en
pareja y priorizar intereses conjuntos y personales, sin tener la necesidad de
ser madre.