El Miedo como
desencadenante
de la
Crísis
Solamente que los
automóviles,
las casas y los cargos honoríficos,
no complacen al Cielo
'Hemos muchos, que pese a repetir que el dinero no
trae la felicidad, confiamos demasiado en las adquisiciones materiales para ser
felices: Una casa nueva, un automóvil nuevo, un empleo mejor remunerado, un
cargo de ministro o de presidente. Los primeros días; evidentemente, nos
alegramos. Pero al cabo de algún tiempo, nos vemos obligados a constatar que nos
gusta menos; que necesitan de nuevo, algo diferente.
Solamente que los
automóviles, las casas y los cargos honoríficos, no complacen al Cielo. Y así;
pues, siempre nos sentimos insatisfechos. Hasta el día en que comprendamos que
la verdadera alegría o la real felicidad se encuentran, en las adquisiciones del
alma y del espíritu. Pero evidentemente, las adquisiciones del alma y del
espíritu son de diferente naturaleza. Nos paseamos y nos alegramos de la belleza
de la naturaleza, del Sol, de las estrellas y de las montañas. No nos
pertenecen, pero nos inspiran sublimes y elevados sentimientos y pensamientos. Y
éstas, son las únicas riquezas verdaderas que jamás dejarán de colmaros: Las
revelaciones que vienen a iluminar nuestro corazón y nuestra alma.'
Omraam Mikhaël
Aïvanhov