El manzano
Con el espíritu
del libro «Historias con semilla que
pueden
cambiar el mundo», de Claudio Penso
Quizá fue la primera especie frutal cultivada por el hombre.
Durante los primeros 3 años, el
árbol sólo produce madera y hojas.
Para que florezcan
convenientemente, deben pasar al menos 800 horas a temperaturas de menos de 7º
C.
El manzano requiere de una
fecundación cruzada, necesitan plantas polinizadoras ya que no son auto
fértiles. Actúan como facilitadoras de este proceso las abejas, se usan al menos
unas cuatro colmenas por hectárea.
En el Valle de Río Negro se
divide al árbol en tres partes; las manzanas de la copa, crecen cerca del sol y
aunque están más expuestas a las inclemencias del tiempo, son las mejores en
tamaño, color y sabor. Luego están las que se ubican en zona media y las que
crecen en la zona más baja. Estas se dejan sin cosechar, con el propósito de
alimentar a los pájaros o transformarse en campo propicio para los insectos y
gusanos. Curiosamente, son las más débiles, aunque están más cerca de los
nutrientes.
En nuestras familias y equipos de
trabajo suelen replicarse los mismos principios y resultados. Aquellas personas
que crecen más expuestas a la adversidad, desarrollan recursos y habilidades
para madurar y aprender. En cambio, las que crecen a la sombra, aunque estén con
mayor disponibilidad de recursos, cerca de las bases y raíces, terminan
encontrando en este amparo una trampa: el alimento de su propia
debilidad.
Autor: Claudio Penso. Claudio Penso
Consultores.