"Después de haber sido niños y considerados como niños durante un determinado período de vuestra existencia,
un día sois declarados mayores de edad.
Esto no es sólo cierto para la vida social, sino también para la vida espiritual;
con la diferencia de que, para la vida espiritual, la mayoría no se logra a una edad prevista por la ley.
Incluso a los noventa y nueve años, muchos hombres y mujeres todavía no son verdaderamente mayores de edad y adultos,
porque aún no han adquirido ninguna madurez espiritual.
Sólo aquel que recibe el Espíritu Santo puede ser considerado como un verdadero adulto, los otros todavía no son más que niños.
Sí, todos aquellos que no han alcanzado esta madurez espiritual,
son considerados por el Cielo como niños menores de edad,
y cualquiera que sea su edad, deben mantener una actitud de niños,
es decir ser obedientes, humildes y sumisos al mundo divino.
Todos los humanos que se ven atrapados en inextricables dificultades interiores,
no son aún más que niños recalcitrantes.
Los verdaderos adultos, por su parte, ya no sufren, porque siempre están en la luz."
Omraam.