Adiós al
estrés
Pautas para poder reducirlo
y mejorar la calidad de vida
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Un
buen baño con agua caliente y sales perfumadas parece ser el plan ideal para
evitar el estrés. Pero no siempre es suficiente ni posible. Sobre todo para los
que llegan a fin de año con cansancio acumulado y necesidad de tomarse
vacaciones. 'Primero hay que
reconocer el estrés para luego reducirlo', coinciden las licenciadas Patricia
Gubbay de Hanono y Mirta Dall'Occhio, directoras de Hémera, Centro de Estudios
del Estrés y la Ansiedad.
Es importante saber si las fuentes del estrés
son ambientales, sociales o psicológicas.
Las especialistas recomiendan aprender
ejercicios de respiración y relajación para aliviar la tensión corporal, seguir
una dieta balanceada y comprometerse a hacer actividad física.
'Hay que ocuparse en lugar de preocuparse,
reconocer cómo los pensamientos condicionan los sentimientos y la conducta.
También tenemos que hacer una cosa por vez. Por ejemplo, si están hablando con
alguien, tomarse el tiempo para escucharlo y no atender inmediatamente el
celular', agregan.
Saber decir esto no es para mí es una manera
de evitar complicaciones a futuro. 'Tenemos que distinguir cuándo algo
demandaría un esfuerzo por encima de nuestros recursos. No hay que contestar que
sí inmediatamente sin estar seguros de que contaremos con las energías y tiempo
necesarios. Superarnos es un desafío, pero requiere que conservemos nuestra vida
y la de quienes nos rodean.'
Y convertir al reloj en un aliado: despertarse
20 minutos antes para sortear las complicaciones diarias, dejar todo preparado
la noche anterior y evitar las corridas de último momento, usar el fin de semana
para cambiar el ritmo y agendar tiempo de descanso y ocio. Si es con baño
relajante incluido, mejor.
Consejos:
Aprender ejercicios de respiración y
relajación.
Ocuparse en lugar de preocuparse.
Hacer una dieta balanceada.
Comunicarse de manera efectiva.
Practicar deportes.
Divertirse.
Factores:
Ambientales: clima, ruido, polución.
Sociales: fechas límites, problemas
económicos, discusiones perdidas, duelos.
Psicológicos: crisis vitales, menopausia,
enfermedades, problemas con la alimentación o con el sueño..
Fuente: Revista LN
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