Noche de Navidad

 No olvides que la Navidad es una fiesta

 del Cielo, para la noche de la Tierra.

La estrella de Belén brillando, además de las nubes...

Voces angelicales, rompiendo las tinieblas...

Y una cuna, en la manjedoura invadida de sombra en que

 el Rey de la Luz comenzó el Apóstol Divino, entregando la Buena

 Nueva de eterna Alegría a los pastores de vida sencilla,

 que Lo halagaban, con manos calejadas y trêmulas...

Por eso es por lo que tu Noche de Navidad está poblada

 de júbilos santos.

Casi siempre, la dulce comunión con aquellos que más amas...

El árbol simbólico, adornada por dádivas de cariño...

El dulce calor del hogar, defendiéndote contra la ventania,

 que reina allá fuera...El bizcocho festivo...

Los cánticos y las oraciones que te recuerdan la

 llegada del Redentor...

Sin embargo, acuérdase de Jesus y no te detenga!

Vives tu hora de belleza, cual se respiraras un día maravilloso,

 de regocijo y esperanza, pero, no te olvides de que millones

 de almas lloran, anónimas, en la angustiada niebla del sufrimiento.

Son criancinhas esfomeadas, madres desfalecentes que el dolor

 aprisiona en zarpas mortíferas, enfermos cansados de abandono

 y viejecitos torturados por la sede de afecto, a que sollocen de frío!

Por la memoria del Celeste Renovador, que dices amar, desciende

 del trono doméstico para el vale de los que vagueiam sin rumbo y

 les extiende manos amigas.

Deje que el ángel de la caridad te guíe los pasos y ofrece algo

 de tu mesa y de tu fe a los hijos de la aflicción y sentirás que

el rocío de tu alegría será precioso bálsamo, sobre las lágrimas

 que encharcaron los corazones, perdidos en el infortunio...

Recuerda que el Divino Soberano escogió la noche para clima

 revelador de Su grandeza...

Desciende, pues, con actúa bombilla, a la sombra de cuantos

 se debaten, entre las llagas de la ignorancia y de la miseria, y,

ayudando los que padecen, estarás, junto de él, a exaltarle

el mensaje de amor y luz.

Meimei

(Pscografado por Francisco C. Xavier)