Y no como nos gustaría que
fueran. La familia Dios nos la da, los amigos, aunque sean difíciles, los elige
o rechaza cada uno. Si con ellos nos hemos demostrado una sincera amistad y
empatía, debemos asumir las diferencias que pudiera haber entre ambos.
• Su forma de ser difícil, puede
conllevar en los demás a un ejercicio de paciencia, humildad y respeto:
Aceptando previamente, que nadie
es perfecto en las relaciones con los demás. El que existan diferencias
culturales, educacionales, económicas, religiosas, políticas, de carácter
personal o de otra índole, no tiene que ser un obstáculo, para mantener y
fomentar la amistad, que en muchos casos enseña o ayuda, a comportarse bien en
situaciones difíciles.
• Hay amigos que abusan de los
demás, con su comportamiento difícil:
Ellos hacen y dicen lo que
quieren, porque son difíciles y los demás tienen que aguantarles, para no
ponerse a su mismo nivel, porqué allí les ganarán por experiencia. El problema
de esos amigos difíciles, es que pudieran ser tóxicos y contaminar a los demás
con su forma de ser. Precisamente como son difíciles, a sabiendas de que lo son,
no permiten ningún cuestionamiento a su comportamiento.
• Los amigos difíciles pueden
hacer lo que quieran con otros:
Pero que nadie haga algo igual o
similar con ellos, pues entonces, se enfada mucho. Los amigos tienen la
obligación de aceptarles su comportamiento y si no lo aceptan, le pasan a ellos
la carga de la prueba. Normalmente suelen ser muy irascibles, precisamente para
tapar y hacer que no se note su forma de ser difícil. Exigiendo y enfadándose
continuamente, consideran que sus actitudes se tapan e impiden que nadie les
cuestione el por qué ellos son difíciles. Practican la Ley del embudo “Lo ancho
para mi y lo estrecho para ti”
• Se permiten el lujo de hacer
preguntas íntimas, comprometedoras e importantes:
A sus amigos, sin indicarles para
que quieran conocer sus respuestas, ni previamente decirles cual es su opinión.
Abusan de la amistad, incluso con un total desprecio a la otra persona, faltando
a las mínimas reglas de educación en la puntualidad. No tienen ningún problema,
en tener a otros esperando y cuando llegan, alegan que eso de la puntualidad no
tiene ninguna importancia, que se puede llegar a cualquier hora, incluso sin
avisar telefónicamente del retraso, que haya quienes llaman a la impuntualidad
una falta de educación general, es una costumbre arraigada y que no tiene por
qué molestar a otras personas que son puntuales, sino que estas se vayan
acostumbrando a tratar con personas impuntuales, difíciles o mal educadas.
Incluso alegan que en un país que ellos conocen, llegar puntualmente es una
falta de educación. País que si existiera, no está relacionado con el lugar
donde ellos viven, ni con el respeto a la puntualidad de sus amigos.
• Suelen pasar de estar
continuamente llamando:
A la más absoluta falta de
comunicación, incluso no respondiendo, ni devolviendo las llamadas. Alegando
medio en bromas, que su contrato de teléfono no tiene para devolver llamadas.
• Su principal característica
suele ser la intolerancia:
Debido entre otras cosas, a que
son minoría y tienen que mostrarse difíciles, para justificar su permanencia
dentro de esa minoría. No suele tener argumentos para justificar el por qué son
difíciles, a los ojos de la gran mayoría de las personas que les conocen.
Simplemente se escudan en que según ellos, no son difíciles y que los demás no
les comprenden.
• La mayoría de las veces
confunden sus deseos, con realidades tangibles:
Y esos deseos tratan de hacerles
ver a sus amigos, como si fueran realidades incuestionables, incluso exhibiendo
su terquedad, hasta limites insospechados, soportándola solamente en su difícil
forma de convivencia.
• Algunos amigos difíciles,
parece que tienen la misión y el objetivo, de hacer desagradable la vida a sus
otros amigos:
No han resuelto sus problemas
internos y quieren descargar sus frustraciones en otros. No quieren aceptar a
nadie como es, ni mucho menos aceptar sus defectos para perdonárselos o
transigírselos. Nunca terminan de madurar y hacerse adultos. Siempre están en
total desacuerdo con todos los demás, en temas religiosos, familiares,
políticos, sociales, financieros, de salud, moda, deportes, etc. No aceptan
opiniones que sean diferentes a las suyas, ni quieren ver los diferentes
aspectos o lados que tienen cada uno de los temas.
• Están tan obsesionados en
demostrar que son difíciles, que no dejan a nadie exponer otros puntos de vista:
Creen que solamente tienen ellos
derecho a hablar y no callar nunca. Se creen con el derecho a sentirse
iracundos, en cuanto se les lleva la contraria o se comenta, algo que no les
gusta o va en contra de su opinión. Las preguntas que consideran difíciles de
responder o que saben que con ellas se van a desclasificar las ignoran, no las
contestan y pasan inmediatamente a otro tema, como si no hubieran oído la
pregunta. Nunca son los suficientemente humildes, sabios o fuertes mentalmente,
para comentar que no saben, no pueden o no quieren responder.
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