Por
eso el cerebro del hombre, que funciona
como una caja de resonancia, ha activado
solo ese 10% de su capacidad; mientras
duermen el 90% restante de sus posibilidades,
porque corresponden a frecuencias de otras
dimensiones de luz, que no estamos afinados
todavía para experimentar.
Lo que define cuál ha de ser la matriz
de consciencia de una unidad, llámese planeta, o ser humano, es la energía
de luz que estamos capacitados para asimilar.
En
la tercera dimensión percibimos esa energía
como dos ondas con propiedades diferentes:
electricidad y magnetismo. La porción eléctrica
provee la información de los códigos de creación, y la magnética es el
aspecto que los estabiliza. En esta forma
las dos polaridades actúan coordinadamente
para mantener ese nivel de realidad.
Las
frecuencias de luz se producen como pulsaciones,
y el ritmo de las mismas condiciona los ciclos.
La Tierra, por ejemplo, es muy vulnerable
a las emisiones electromagnéticas de las
explosiones solares que recibe cada once años, cuando el sol completa un ciclo
y pulsa.
También
existen ciclos galácticos, y cuando uno
de ellos termina, nuestro centro galáctico
pulsa, disparando energías de frecuencias
electro-magnéticas altísimas, que cambian las
matrices de vida en toda la galaxia.
Estas
frecuencias viajan como ondas, llevando paquetes
de información nueva, que provocan un ordenamiento más complejo en todos los
niveles, desde el solar y planetario, hasta el molecular, con el consiguiente
salto quántico en la apertura de consciencia
y la evolución de la vida.
Si
comprendemos esto, estaremos ubicándonos dentro
de la situación planetaria que vivimos actualmente.
Sabemos
que desde 1987 se ha incrementado en la Tierra el impacto de fotones de
luz de altísima frecuencia, procedentes del centro galáctico.
También
hay ya confirmación científica de que, tal vez debido a este bombardeo de
energía, algunas constantes planetarias, como
el magnetismo y la frecuencia Schumann, (pulsación de la Tierra), han estado
cambiando. De hecho estamos ya muy cerca
de un acontecimiento espectacular, que el
hombre no conoce: se calcula que, antes
de finalizar el año 2012, el magnetismo haya alcanzado el punto cero, y la
resonancia base de la Tierra, o frecuencia Schumann, haya subido de 7.8 a 13
Hz.
En el momento crítico en que esto suceda,
tendremos la oportunidad de vivir un cambio
dimensional que pondrá fin a nuestras
limitaciones como seres humanos.
El
primer movimiento hacia establecer un nuevo
orden es el caos, y esto lo estamos experimentando ahora.
Todos
los paradigmas existentes: a nivel del
gobierno, las instituciones, las religiones
y creencias, los sistemas sociales, familiares,
de salud, etc. están resquebrajándose para finalmente sucumbir.
Paralelamente
el clima, los elementos y la geología
de la Tierra también están convulsionados. Desde el 13 de abril del año 2002
la nueva matriz de creación, o rejilla energética, está ya completa, y gracias
a eso, la nueva información puede fluir,
despertando la afinidad de quienes estén
listos para asumir su destino como seres humanos mas completos.
Al entrar nuevas energías a la Tierra, se
afectan los sistemas políticos, sociales,
económicos y de creencias.
Es por lo tanto una información nueva, con
experiencias vibratorias diferentes, incluyendo
además, nuevos paradigmas geológicos y climáticos.
Todos
los calendarios: Mayas, Tibetanos, Chinos,
Egipcios, etc., coinciden en que, en la época en que vivimos hoy, se dará
un cambio definitivo en la VIDA DE LA TIERRA.
Es pues este tiempo, único en la historia
de la humanidad.
Si tú deseas participar en esta aventura
más allá de ti mismo, hay un cambio de configuración que debes hacer, para
conectarte con la amplitud de onda que incluye a toda la creación.
La
nueva configuración es la apertura hacia
el espíritu, reconectarse con nuestra verdadera
naturaleza como seres de luz, que además sirve como frecuencia de acceso a la
supervivencia.
Vivimos
ahora los tiempos de un gran cambio, un salto cuántico a nivel de la
conciencia colectiva como especie humana.
La selección que hace cada uno y a
nivel global, para nadar con la marea cósmica del cambio, o, en contra de
ella, luchando inútilmente por la preservación
de modelos anteriores ya caducos.
El
siguiente paso que viviremos, es el despertar
cósmico que experimentaran nuestras células
y códigos genéticos, cuando consigan afinarse
al nuevo código de creación, y cantar la canción de unidad con todo el
universo, en ese momento tanto la humanidad
como nuestro planeta, dejaran de estar en riesgo de extinción.
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