Hilarión es el Chohan del Quinto Rayo de la curación y la verdad.
Él es el jerarca del Templo de la Verdad en el plano etérico cerca de Creta, Grecia.
Hilarión fue un alto sacerdote en el Templo de la Verdad en la Atlántida, y transportó la Llama de la Verdad junto con los artefactos del Templo a Grecia poco tiempo antes del hundimiento del continente.
El foco de la Verdad que él estableció se convirtió en el punto focal para los oráculos de Delfos, mensajeros de la Verdad que servían bajo la dirección de Palas Atenea por cientos de años, hasta que magos negros penetraron la Orden Délfica y pervirtieron la verdad a la que se había dado lugar. La Hermandad entonces retiró &ea cute;ste servicio de la humanidad, dado que las personas no eran capaces de distinguir entre la Verdad y el error.
Hilarión encarnó posteriormente como Saulo de Tarso, quien se convertiría en el apóstol San Pablo. Hilarión ha recordado para nosotros su encuentro con el Cristo en esa encarnación: “Mi alma lo conocía como de antaño y lanzaba a mi mente exterior el recuerdo del voto interno. No era la primera vez que veía al Señor Cristo. Lo había visto antes de tomar encarnación, y aún así tenía que trabajar a través de ese orgullo, ese karma del quinto rayo de mucho aprender, mucho estudiar y superioridad en posición social y posición intelectual que tenía en consideración a los primeros cristianos. Y así fue el propio karma que pesaba sobre mí a través del cual resistía el llamado.”
“Mi Señor me instó mientras que viajaba en el camino a Damasco. Sí, amados, fui cegado, no por su Luz sino por mi propio pecado y la alquimia de su luz penetrando el registro de pecado en mi ser. Por lo tanto, fui cambiado, convertido por el Espíritu del Señor en la completa manifestación de Jesucristo sobre mí.”
Por un periodo de tiempo después de su conversión a Cristo, Pablo hizo un retiro en el desierto arábigo. En Gálatas 1: 16-18, Pablo registra “No me apresuré a consultar con carne y sangre. Tampoco subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén.” Conmemoradores han especulado acerca de lo que Pablo haría en su estadía en el desierto. Hilarión ha explicado que Jesús lo tomó “Con otros a su retiro sobre Tierra Santa y en Arabia. Yo estuve allá y aprendí de él. Y ésta fue mi estadía en el desierto en meditación con él, llevado en mis cuerpos finos y entrenado directamente de corazón a corazón.”
Dado que en aquella vida el apóstol Pablo había consentido la lapidación de San Esteban (primer mártir Cristiano) y había perseguido activamente y asesinado cristianos, no hizo la ascensión en la conclusión de esa vida. El quitar una vida en una encarnación a menudo requiere otra encarnación para balancear ese karma. El Maestro Ascendido Hilarión ha explicado por qué se requirió que reencarnara antes de hacer su ascensión: “Recordad, que entonces, nosotros, los apóstoles de Cristo, estábamos bajo la dispensación de la Ley que requería el balance del 100% del karma antes de que el alma entrara en su ascensión en la Luz . Por lo tanto se requirió que yo expiara en mi vida como el apóstol Pablo y en mi vida siguiente como San Hilarión los pecados que había cometido antes de recibir a mi Señor”. Así Jesús quien elevó a Pablo para ser su apóstol, lo patrocinó en una última encarnación como San Hilarión (290-372 D.C), el fundador del monasticismo en Palestina.
Hilarión pasó veinte años en el desierto en preparación para su misión y sólo después logro su primer milagro- Dios obrando a través suyo, curó a una mujer de esterilidad permitiéndole dar a luz a un niño. Desde ese día, el continuó un servicio de curación.
Él curó a niños de fiebre invocando en el nombre de Jesús, curó parálisis y expulsó a muchos demonios. Multitudes se aglomerarían para ser curados de enfermedades y espíritus insanos. Lo seguían incluso hasta el más desolado y remoto de los lugares. Trató muchas veces de esconderse, pero siempre lo encontraban, obligándolo a seguir su verdadero llamado, por el amor a Jesús.
Jerónimo de Estridón, cuya biografía del santo provee la mayoría de información que sabemos de él, registra: “La frecuencia de sus señales en Sicilia le atrajo gente enferma y hombres religiosos en multitudes; y uno de los jefes que fue curado de edema el mismo día que llegó, le ofreció a Hilarión ilimitados regalos; pero él obedeció el dicho del Señor: “Libremente habéis recibido, libremente dad”. En la ocasión de un gran terremoto, el mar amenazaba con destruir el pueblo. Los ciudadanos, viendo las montañas de agua llegando a las orillas, corrieron y alcanzaron a Hilarión y, según cuenta Jerónimo de Estridón: “Como si lo estuvieran llevando a la batalla, lo situaron en la orilla. Y cuando él marcó tres signos de la cruz en la arena, y estiró su mano en contra de las olas, sería historia a la altura a la que se elevo el mar, pues éste se paró frente a él, y luego embravecido, como indignado ante la barrera, retrocedió, poco a poco, a sí mismo”.
Hacia la conclusión de su vida, la gente del santo, pues lo clamaban como suyo, se retiro a Chipre en un lugar tan remoto que estaba convencido que nadie lo encontraría allí. Era casi tenebroso – la gente le daría miedo incluso de acercarse, pensó él. Pero un paralítico se las arregló para arrastrarse hasta allí, encontró a Hilarión, fue curado, y corrió la voz. Y así fue como el santo terminó sus días en ese valle, con mucha gente viniéndolo a ver. Luego de su muerte, sus seguidores lo enterraron allí como era su deseo, pero meses después su discípulo más cercano, Hesiquio, secretamente escavó su tumba y llevó su cuerpo a palestina.
El Maestro Ascendido Hilarión compartió con nosotros una revelación que recibió en esta última encarnación en la tierra como el gran sanador y ermitaño que vivía en los desiertos de Palestina y Chipre. Él dijo: “ YO SOY Hilarión! Caminé en lugares desérticos! He tomado mi refugio en el desierto de la vida, pero las multitudes vinieron a mí cuando viví en mi última encarnación como Hilarión. Ellos vinieron por la fuente de curación; ellos vinieron por amor. Aunque me retirara, ellos me seguirían. Y así, el Señor me dijo que el don de la Verdad y de curación es solo para compartir, solo para darlo.”
La marca de identidad de un verdadero sanador es que camina bajo la sombra de su poderosa Presencia YO SOY, que es humilde ante Dios y el hombre, y que da toda su gloria a Dios por las obras que Dios hace a través de él, sabiendo que no es más que un instrumento del Espíritu santo. Estos santos son modestos, y no necesariamente te contarán que tienen el don de curación.
La canción “Onward, Christian Soldiers” atrae la radiación de Hilarión hacia nuestro propio mundo.
A través de esta música, podemos sentir el mismo fervor y celo hoy que permitió al apóstol Pablo, hace dos mil años, inspirar a los primeros cristianos a establecer la Iglesia de Cristo en Asia Menor y eventualmente a lo largo del mundo conocido.
“Encontrad lo que Dios os tiene para encontrar sobre vosotros mismos sumergiéndoos en el gran flujo cósmico, el constante flujo de servicio. Encontrad qué es la enseñanza viviéndola.
Y descubrid lo que tenemos para vosotros en Creta por nuestra misión de representantes de la Verdad”.
La Hermandad de la Verdad en el ret iro de Hilarión sobre Creta usa la llama de la curación, ciencia y constancia focalizada allí.
Trabajan con aquellos que se han desilusionado con la vida y con la religión y con sus compañeros que han mal representado o malinterpretado la Verdad, y por lo tanto se han convertido en ateos, agnósticos o escépticos.
Los Hermanos de Creta trabajan también con doctores y científicos asistiéndolos en sus investigaciones.
Podéis llamar a Hilarión para curación e integridad, para la conversión de almas y la exposición de la verdad en los medios de comunicación.
Tomado de: L.Prophet Mark, Clare Prophet. Elizabeth, “The masters and their retreats”, Summit University Press, Corwings, Montana, 2003, p. 133-137
En la Luz de Cristo,
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