Por Andrés Oppenheimer | LA
NACION
Martes 10 de enero de 2012 | Publicado en edición impresa
MIAMI - Parece mentira que esto esté sucediendo en una
región en general democrática, pero gran parte de América latina ha iniciado el
año en medio de la mayor campaña de censura a la prensa desde las dictaduras
militares de la década de 1970.
Como nunca en la historia reciente, presidentes electos que ya controlan el
Congreso y el sistema judicial de sus países están tratando de silenciar a los
medios independientes. Si lo logran, tal como parece estar ocurriendo, gozarán
de un poder casi absoluto. Será una licencia para robar a gusto -tanto fondos
estatales como elecciones- sin ningún escrutinio efectivo del Poder Legislativo
o de los medios.
• En Ecuador, donde el presidente populista Rafael Correa está conduciendo
una guerra frontal contra los periodistas que denuncian la corrupción
gubernamental, el director del diario Hoy, Jaime Mantilla, fue condenado el 21
de diciembre a tres meses de cárcel. Mantilla había publicado artículos sobre el
posible tráfico de influencias del presidente del directorio del Banco Central
de Ecuador, que es primo segundo del presidente. Pocos meses antes, un
periodista y tres ejecutivos del diario El Universo fueron sentenciados a tres
años de cárcel y multas de 40 millones de dólares por supuesta difamación del
presidente. Y el jefe de Estado ha demandado a los autores del libro El Gran
Hermano por escribir sobre los contratos por más de 300 millones de dólares que
el gobierno otorgó al hermano del presidente, Fabricio Correa, que ha confirmado
públicamente estos negocios. En mayo, el presidente Correa había logrado la
aprobación de un referéndum con preguntas sesgadas que autorizó un 'consejo
regulador' de los medios. Correa sostiene que la opinión pública ecuatoriana ha
sido 'secuestrada' por empresas periodísticas 'criminales'.
• En la Argentina, el 22 de diciembre la presidenta Cristina Fernández de
Kirchner logró la aprobación de una ley que declara que la producción de papel
para la prensa es un tema 'de interés público', que en la práctica permitirá al
Gobierno decidir qué periódicos y revistas recibirán papel y a qué precio. La
ley regulará a Papel Prensa, una empresa privada de capital mixto que fabrica el
75% del papel de diario del país, y cuya mayoría accionaria está en manos de
Clarín y La Nacion, los dos diarios independientes más importantes de la
Argentina. Casi simultáneamente, un juez de la provincia de Mendoza ordenó el
allanamiento de la empresa Cablevisión, del grupo Clarín. Las últimas medidas se
producen después de que el Gobierno ha silenciado la crítica de casi todos los
medios mediante el otorgamiento selectivo de publicidad oficial a las empresas
periodísticas afines al Gobierno, o emprendiendo investigaciones impositivas a
quienes no siguen la línea oficial.
• En Panamá y Nicaragua, los presidentes Ricardo Martinelli y Daniel Ortega
también parecen estar utilizando cada vez más a los inspectores impositivos para
acallar a los periodistas incómodos. El 27 de diciembre, Roberto Eisenmann,
fundador del diario La Prensa de Panamá, denunció que una auditoría fiscal de
siete meses a una de sus empresas terminó multándolo por 1.5 millones de
dólares.
• En Venezuela, donde el presidente Hugo Chávez ya sacó del aire la cadena
RCTV y tiene intimidados a la mayoría de los medios del país, el editor del
semanario Sexto Poder, Leocenis García, fue arrestado pocas semanas atrás por
publicar fotomontajes que mostraban a funcionarias del gobierno como bailarinas
de cabaret.
• El 13 de diciembre, varios países, encabezados por Ecuador, aprobaron una
propuesta dentro de la OEA que podría abolir o debilitar seriamente a la
Relatoría de la Libertad de Expresión del organismo, que suele denunciar a los
países que cometen abusos contra los medios. El tema será sometido a votación el
25 de enero.
La Sociedad Interamericana de Prensa dijo que 2011 'ha sido uno de los años
más desafiantes y trágicos en materia de libertad de prensa' en la región. La
autocensura es un fenómeno cada vez más extendido, también señaló.
Mi opinión: si no se produce una fuerte reacción internacional y nacional,
cada vez más países latinoamericanos acabarán pareciéndose a Venezuela.
Allí, Chávez tolera las opiniones críticas en las páginas de editoriales de
los periódicos -que son leídas por pocos, y que el gobierno puede usar como
supuesta evidencia de que respeta la libertad de prensa-, pero les cae encima a
quienes publican noticias de primera plana revelando casos de corrupción
gubernamental.
Espero estar equivocado, pero me temo que cada vez en más países a los
periodistas se les permitirá opinar, pero no tendrán demasiado sobre qué opinar.
Twitter: @oppenheimera .