Además, la felicidad no es un
derecho sino un deber, porque si no eres feliz, estás amargando a todo el
barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar
seis millones de hermanos judíos.
Hay tantas cosas para gozar y
nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.
Tenemos para gozar la nieve del
invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perugia, la baguette
francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol
de los brasileros, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro
Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, Mahler, Mozart,
Chopin, Beethoven, Caravaggio, Rembrant, Velásquez, Picasso y Tamayo entre
tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o sida, pueden
pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es
tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón,
tengo dudas....y si le ganas, serás humilde, más agradecido, por lo tanto
fácilmente feliz.
Libre del tremendo peso de la
culpa, la responsabilidad, y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante
profundamente como debe ser….”