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De: marianela 50 (Mensaje original) |
Enviado: 27/02/2012 06:06 |
17/2/2012
¿Quién se robó el respeto? ¿Qué gana quién llega primero?,
¿Qué consigue
quien rapiña un espacio?, ¿quién se cree más piola
que quién
por haberse apoderado del derecho de algún otro?
Por Eduardo Chaktoura
Viernes 17 de febrero de
2012 | 01:53
¿A dónde se llevaron el 'buen
día', el 'permiso', el 'gracias', el 'perdón'.? ¿Quién prohibió la mirada
complaciente, la sonrisa, el saludo en el ascensor.? ¿Quién decidió que no es
importante el vecino, el compañero de escritorio, la recepcionista, el vendedor,
el comprador, el señor de seguridad.?.El email que envía María Cecilia es una
advertencia sobre este 'maltrato cotidiano' del que nos hicimos carne. 'En los
10 lugares promedio a los que puedo llegar a acudir cada día, en más de la mitad
experimenté alguna agresión verbal, psicológica, totalmente gratuita.'.
Desde que despertamos y salimos
de casa. el colectivo, el subte, el taxi, el tránsito, la calle. 'siempre hay
alguien tratándonos de pasar por encima', subraya nuestra lectora, mientras suma
escenarios en los que el maltrato está a la orden del día: 'la cola del
supermercado, en el banco, en un local de comidas.'
¿Qué gana quién llega primero?,
¿Qué consigue quien rapiña un espacio?, ¿quién se cree más piola que quién por
haberse apoderado del derecho de algún otro?...Cada quién tendrá, seguramente,
sus experiencias y responsabilidad en esto del maltrato ciudadano. Cada quién
sabrá - o se convierte en algo indispensable - hacer memoria y revisar qué
actitud estamos llevando en el portafolio, la cartera, la mochila, el bolsillo.
en la cara, en cada pensamiento, en el 'corazón'.
¿Estaremos enojados, violentos
por insatisfacción, resignados a que 'ya no importa', que 'si los demás son así,
por qué yo voy a responder de otra manera'? Tal vez en esto último pueda llegar
a estar la solución. Cualquier otra de las preguntas que podamos hacernos al
respecto servirá para 'darnos cuenta' de cuán automatizado, conscientes o no,
están desde el 'mal modo' hasta, aunque parezca mentira, 'la maldad'.
'Algo hace que hoy haya casas,
escuelas y calles enojadas. Existen motivos y razones que desatan episodios de
violencia entre parejas, padres e hijos, alumnos y maestros, jefes y empleados,
compañeros de trabajo, peatones y conductores. Donde uno observe atentamente
encontrará a alguien que está enojado por algo', planteábamos en la nota 'De qué
me enojo cuando me enojo', publicada oportunamente en La Nación Revista. 'Nadie
pide disculpas si se equivoca, siempre hay alguna excusa para justificar lo
injustificable, y lo peor es que veo mucha gente menor a 25 años desempeñándose
en atención al público con una terrible actitud cruel de maltrato. ¿Qué queda
para cuando estas personas sean mayores y se desempeñen en puestos más altos?
Esta generación ya está perdida. Nadie se hacer cargo de nada; es como una
anarquía constante', dice en otro párrafo María Cecilia.
No se trata de ser agresivo ni
tampoco de optar por ser alguien 'pasivo' ante el maltrato,
Más allá de las particularidades
y costumbres de los tiempos, entiendo, que esta nueva 'maldita costumbre' va más
allá de un asunto generacional. Están los jóvenes de 20 que cuando cruzan la
calle le dicen al taxista que tiró por la ventanilla el vaso de café que acaba
de tomar: 'Perdón señor, creo que se le cayó esto'. Muchos siguen despertando a
los señores 'dormidos' que se niegan a darle el asiento a una embarazada o una
persona mayor. Hay quien detiene su marcha desenfrenada, a la que nos arrastra
esta vida ansiosa y despersonalizada, para ayudar a alguien a cruzar la calle o
levantarlo del tropezón.
Esto no es moralina, sino salir
el rescate de algo tan esencial como el 'respeto'. Descubrir palabras como
empatía (percibir en un contexto común lo que otro individuo puede sentir),
asertividad (comportamiento adulto con los otros sin dejar de ser fiel a uno
mismo), compasión (saber entender el estado emocional de los otros),
responsabilidad social (solidaridad, participación ciudadana, compromiso).
No se trata de ser agresivo ni
tampoco de optar por ser alguien 'pasivo' ante el maltrato. Quien no pone el
límite de la manera más saludable y menos violenta, quien no denuncia, quien no
denuncia incluso a los que deben defendernos como ciudadanos y consumidores. es
un cómplice más del maltrato.María Cecilia, además de su email tan necesario,
nos pedía sugerencias para que 'todo este maltrato no afecte tanto mi calidad de
vida'.
Me animo a sugerir que, más allá
de la actitud de los otros, y aunque resulte algo básico e ingenuo, es necesario
prodigar el ejemplo y el deseo de cómo nos gustaría ser tratados. Respirar hondo
frente al que no saluda, no contesta o 'maltrata' y, como si nada, 'mandarlo al
diablo' con lo que más le duele: 'gracias', 'buen día', 'pase usted', 'le
molestaría darle el asiento a la señora que lo necesita más que usted'.
Me animo a sugerir que es
necesario prodigar el ejemplo,
Quién dice que es fácil. Sin
embargo, más allá de quien quiera aprender, la única forma de enseñar es con el
ejemplo. Eso sí, para no andar repartiendo lecciones equivocadas o poco
sentidas, sería saludable revisar previamente qué es lo que puede estar
afectándonos para andar por la vida con anteojeras y tan enojados.
ALGUNAS SUGERENCIAS:
1. Aceptar que hay cosas que nos
enojan (y que, pese a nuestro enojo, tal vez no cambien nunca)
2. Identificar y aceptar eso que
nos enoja (muchas veces trasladamos nuestro enojo a otros focos o motivos)
3. Trabajar con ese enojo que
sentimos (preguntarse: ¿qué me provoca y por qué siento todo esto?)
4. Atreverse a decir que estamos
enojados (tratar de evitar las palabras de las que podamos llegar a
arrepentirnos. Muchas veces no hay retorno cuando la ira nos domina)
5. Expresar el enojo en palabras
(Si no puede decirlo, escribirlo)
6. Resolver lo que nos enoja
cuando estemos menos enojados (resistencia y sentido de oportunidad)
7. No convertir el enojo en
violencia
8. Aprender a pedir perdón y a
perdonar cuando el enojo fue exagerado
9. No sentir culpa por el derecho
que tenemos de estar enojados
10. Consultar con un profesional
apenas se crea que el enojo es incontrolable y que puede causar daño a uno
mismo, a otras personas, animales o cosas.
Mientras que cada uno de nosotros
hace su mea culpa y catarsis, está la responsabilidad de quienes tienen en sus
manos la gestión pública. En ese sentido, en muchos países ya se ha incluído la
materia 'educación emocional' desde el jardín y las escuelas primarias. Otras
ideas 'originales' que pongo a disposición: carteles de vía pública tan sólo con
palabras como GRACIAS, BUEN DIA, SONRIA. Por otro lado, entrenar 'agentes
emocionales' que, más allá de hacer multas y acarrear autos, den ejemplo de
buenos modos y eviten el maltrato cotidiano. Sin lugar a dudas, ante todo,
reforzar los 'rescates', asistencia y asilo de los que no tienen recursos ni
posibilidades para vivir ni para convivir.
Gracias María Cecilia por tu
email. Gracias a ustedes por haber llegado hasta el final de esta columna de
hoy. A los exigentes, perdón por las risas que pude haber despertado. Les pido
un favor, tratemos de ser respetuosos en los comentarios para con el autor
(jaja!) y con los otros lectores que decidan participar y aportar ideas y
soluciones. . Buen día!!!!.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/
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De: FELIZ |
Enviado: 27/02/2012 12:22 |
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De: Lina1 |
Enviado: 27/02/2012 15:53 |
Pienso que no todos somos iguales, ni la juventud es igual, hay de todo como siempre, no nos pongamos ahora laureles, antaño, pasó lo mismo, los mayores decian que estábamos maleducados y no, no es asi, lo que pasa es que el mundo gira, ya no hay miedo a nuestros padres, ahora hay respeto, en algunos casos, se ha perdido si, pero tambien hay que decir que la sociedad te limita, te hace desdenes, porque eres de otra raza, o religión, a veces, saludas y no recibes contestación de estas personas de fuera, quizá por vergüenza o por los güetos que forman con los suyos, a mi, particularmente, me han pasado muchas cosas de estas, yo soy habladora, saludo y cuando no me contestan, suelo decir, son sordos o, mal educados y la verdad, me miran pero nadie dice nada, prefieren ser sordos jajajajja.
No digamos que la juventud, hemos perdidos todos ese momento de educación, puede ser por la crisis, la falta de trabajo, el tener que trasladarte a otros lugar fuera de tu tierra etc.
Pasa, como con los médicos, el médico se tiene que hacer duro porque como se le muera un paciente y se desmorone, adios muy buenas, si, hemos perdido sensibilidad, ¿bueno... malo? quien sabe, todos vamos a lo mismo, y quien diga que no, miente, vamos a ser mejor que el otro, yo primero, porque el primero se lleva lo mejor, pasa en los trabajos, en la escuela, en todos los sitios, te subes al autobus y si eres de los primeros, tienes donde sentarte,lo demas, tienes que ir de pié, si, hemos perdido quizá respeto, educación hacia el projimo, no digo que no, pero somos como nos han hecho nuestros padres, quizá lo hemos visto sin darnos cuesta, nos hemos quedado con ello.
La juventud, quiere vivir, como tu, lo hiciste antes, quiere trabajo, quiere comer y si no tiene, delinque como se hacia antes, no los tiempos pasados fueron mejores, fueron iguales, la cosa que no nos acordamos.
No nos demos golpes en el pecho diciendo que barbaridad, que pena de juventud, no, somos iguales, nada mas que antes se tapaba todo y ahora, se hace al aire libre, siempre ha habido de todo, borrachos, drogatas, maltratadores, putas, gays, etc
Arriba la juventud que vale, y la que no vale, hagamos porque saque su mala educación fuera, que la eche prque quizá sin darnos cuenta, les estamos haciendo daño al decir y al meter a todos en el mismo saco, ni todos son malos, ni todos son buenos, esto es, como siempre.
Hay que cuidar a nuestra juventud inculcarla buenos sentimientos, no dejarla suelta porque asi despues nos quejamos de ella ¿quien tiene la culpa? ellos o, la sociedad por no confiar en ellos, siempre poniendo de ejemplo a generaciones anteriores, que repito, éramos iguales y en generaciones venideras, pasará lo mismo.
De todas formas hay personas, que ven pecado hasta en el respirar, en el mirar a una mujer u, hombre, son reprimidas por alguna razón y no hay por qué echarse las manos a la cabeza, diciendo DONDE VAMOS A PARAR CON ESTA JUVENTUD.
Repito, SON IGUALES QUE TODAS LAS GENERACIONES.
Lina |
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