Sé que el amor es más hondo a
medida que uno se hace más viejo.
Sé que todo el mundo tiene ego.
Sé que, por más que a los judíos
nos enseñen a leer en hebreo, no entendemos un carajo de lo que estamos leyendo.
Cuanto más estudio la Torá menos religioso me vuelvo, y más espiritual quizá. En
el último Yom Kippur opté por la traducción al inglés y descubrí que Dios no
necesita que le cantemos alabanzas sino que seamos mejores como personas.
Sé que cada hijo es diferente y
que hay que darles soga, siempre: no aconsejarlos mucho y dejarlos cometer sus
propios errores. Es como el pase inglés: uno tira los dados y espera a ver qué
pasa.
Sé que, el que no quiere y no
valora a sus padres, es un ser muy infelíz, y lo será toda su vida pobrecillo de
el, no quisiera estar en su lugar. Como explicará a sus hijos que no quiere a
sus padres. Ellos devolverán de la misma manera. ¿ Para pensar no?
Sé que, el respeto y el amor a
los padres jamás se debe perder por ninguna razón, a ellos les debemos todo, por
más errores que hayan cometido, y hayan hecho lo que hayan hecho, les debemos
perdonar todo, no nos alcanza la vida para pagarles, estamos vivos por ellos, y
somos lo que somos por ellos, se entiende? soy padre y tengo hijos.
Sé que, a veces, lo que te
compromete te libera. Yo no quería ser actor de cine. Mi vida era el teatro y la
primera vez que me llamaron de Hollywood rechacé el ofrecimiento. Pero entonces
nació Michael y hacía falta más dinero, y me vine para acá.
Sé que todo buen aprendizaje
termina sólo cuando estás bien muerto.
Sé que, si un hombre me diera a
entender que nunca cometió un pecado en su vida, no me interesaría en lo más
mínimo hablar con él
Sé que, el que odia y critica a
una persona por algún motivo, (no importa cual), solo es porque no se aguanta ni
él mismo, y es idéntico a la persona que critica, por eso lo ataca, generando
mas odio interno a si mismo. Penoso y lamentable.
Sé que los musulmanes siguen a
Mahoma; los cristianos a Jesús, y los judíos, a Moisés, pero es el mismo Dios,
en mi opinión.
Sé que hacer películas es una
forma un poco cara de narcisismo.
Sé que los hijos necesitan la
misma cercanía física con el padre como con la madre. Cuando beso a mis hijos en
la boca, alguna gente me mira raro, pero no me importa porque sé que no es una
debilidad.
Sé que Atrapado sin Salida fue
una gran decepción en mi vida. Compré los derechos para cine, pero nadie quería
hacer una película con eso. Entonces pagué para hacerlo en Broadway, pero
tampoco. Había una línea en especial en el libro que me parecía inigualable:
cuando McMurphy trata de arrancar el lavatorio de la pared delante de los demás
internos y no puede. Y todos lo están mirando y él gira hacia ellos y les grita:
‘¡Por lo menos traté!’. Hay días en que pienso que ése debería ser mi epitafio.
Sé que por algo es que la
política se ha vuelto una mala palabra.
Sé que hay cosas en la vida que
uno nunca logra hacer como Dios manda. Jugar al golf, por ejemplo.
Sé que millones de personas
murieron por motivos religiosos: algo anda mal ahí, ¿no?
Sé que esto puede pasar: uno se
muere, lo llevan frente al barbudo sentado en el trono, uno pregunta si eso es
el cielo y el barbudo responde: '¿El cielo ? De ahí acaba de venir, caballero'.
Sé que la única gente que puede
destruir Israel son los judíos, porque su obstinación alimenta la división. Como
decía aquel chiste en que se encuentran el presidente de los Estados Unidos y el
de Israel y éste le dice: ‘Sé que ha de ser difícil ser presidente de 250
millones de personas, pero ¿sabe lo que es ser presidente de cinco millones de
presidentes?’
Todo el mundo se la pasa hablando
de los viejos tiempos: que las películas eran mejores, que los actores eran
superiores, que la gente era más solidaria. Lo único que yo sé de los viejos
tiempos es que ya pasaron.
Sé que pensar un poco en los
demás es una manera de distraerse de uno mismo.
Creo que recién ahora empiezo a
saber quién soy. Como si mis virtudes y mis defectos hubiesen estado hirviendo
en una olla todos estos años y con el hervor se hubieran ido evaporando y
convirtiéndose en humo, y lo que queda en el fondo de la olla es mi esencia, y
se parece inquietantemente a aquello con lo que empecé al principio.
Eso es lo que sé.
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