Sentada a la orilla de la playa de mi soledad, jugueteando con la arena de mis temores; observo el mar de mi incertidumbre... El vaivén de las olas de mis tristezas trae a mi mente el bello recuerdo del día en que te conocí... ¡De pronto! Las olas de mis tristezas se estrellan contra los arrecifes de mi dolor y emergen las espumas de mi llanto jugueteando sobre las olas... 
Me pregunto... ¿Valió la pena amarte tanto? ¿Valió la pena tanto dolor?

La brisa marina de mi tormento me manda la respuesta con el aire de mi decepción el cual escucho como un lejano zumbido dentro del corazón diciendo: ¡No valió la pena darle tanto amor! Sí... tiene razón ¡No valió la pena darte tanto amor! ¡No valió la pena entregarte mi vida y mi corazón! Porque hoy estoy aquí... ¡Sola! ¡Triste! ¡Vacía! ¡Sin ti y sin tu amor!

Y ¡tú! sabe Dios donde estarás... Le pregunto al aire de mi decepción ¿si me recuerdas? ¿si aún piensas en mí? no escucho respuesta y saco conclusión ¡No! No te acuerdas de mí porque de ser así, estarías aquí a mi lado. Porque entre nosotros nunca hubo adioses ni hasta pronto sólo...
¡Buenas noches corazón! Y un día cualquiera desapareciste sin explicación alguna, dejándome de recuerdo muchas fotografías y hermosas cartas de amor...

¿Qué pasó? ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué te alejaste sin decir adiós? ¡dejando tanta tristeza en mi corazón!... Las preguntas se pierden en el aire de mis decepciones con el eco de mi voz... Hoy... después de mucho tiempo volvió mi inspiración... Hoy hace dos años de tu silenciosa ausencia... ¡Cuánta nostalgia hay en mi alma! ¡No sabes cuánto deseo volver a escuchar tu voz! 
¡Algún día! responde una golondrina viajera, ¿Será una promesa? pienso yo...

Pero mientras se cumple esta promesa, seguiré aquí... vagando en el mar de mi incertidumbre, esperando que las olas de mis tristezas se sigan estrellando contra los arrecifes de mi dolor y que las espumas de mi llanto limpien los acantilados de mi alma... para que no naufrague esta hermosa ilusión... ¡La de volver a verte amor!