|
General: Una flor en el pelo.-
Elegir otro panel de mensajes |
|
De: marianela 50 (Mensaje original) |
Enviado: 11/04/2012 05:29 |
Una flor en el pelo
Ella siempre usaba una flor en el pelo. Siempre. En general,
me parecía que estaba fuera de lugar. ¿Una flor al mediodía?, ¿En la oficina?,
¿Para ir a una reunión de profesionales?. Era aspirante a diseñadora gráfica
en la empresa donde yo trabajaba. Todos los días entraba en la oficina, decorada
en un seco estilo ultramoderno, con una flor en el pelo, que le llegaba a los
hombros. Casi siempre, su color combinaba con el de su atuendo, por lo demás
adecuado. Lucía como una pequeña sombrilla de colores vívidos, prendida al gran
telón de fondo que formaban sus ondas morenas. En ocasiones (cuando celebrábamos
la Navidad, por ejemplo) esa flor añadía un toque festivo que resultaba
adecuado. Pero en el trabajo parecía fuera de lugar. Las mujeres más
profesionales de la oficina estaban prácticamente indignadas; opinaban que
alguien debía llevarla aparte e informarle cuáles eran las reglas para que te
tomen en serio en el mundo de los negocios. Otras, incluida yo misma, lo veíamos
como un simple capricho personal; en la intimidad la llamábamos la
florida. -¿La florida ya terminó el diseño preliminar del proyecto para
Wal-Mart? – preguntaba una, con una sonrisita aviesa. -Por supuesto. Hizo un
trabajo estupendo. La verdad es que la muchacha está floreciente- podía ser la
respuesta, con mucho aire de superioridad y diversión compartida. Por
entonces, esas bromas nos parecían inocentes. Que yo supiera, nadie había
preguntado a la joven por qué llevaba una flor a la oficina día a día. En
realidad, probablemente habría sido más fácil interrogarla si algún día se
hubiera presentado sin ella. Y un día, así fue. Cuando entró en mi oficina
con su proyecto, me extrañé: -Veo que hoy no se ha puesto ninguna flor en el
pelo. Estoy tan acostumbrada a vérsela que es como si le faltara algo. -Oh,
sí- respondió, en un tono bastante sombrío. Eso contrastaba con su personalidad,
habitualmente alegre y animosa. La pesada pausa siguiente me instó a
preguntarle: -¿Se siente bien? Aunque esperaba que respondiera que sí,
sabía intuitivamente que eso encerraba algo más importante. -Bueno,- musitó,
con las facciones abrumadas de recuerdo y dolor, -hoy es el aniversario de la
muerte de mi madre. La extraño mucho. Creo que me siento algo
triste. -Comprendo- dije. Me inspiraba compasión, pero no quería meterme en
terrenos emotivos. -Supongo que le cuesta hablar del tema. Mi parte
empresarial ansiaba que ella lo confirmara, pero en el fondo sabía que eso
entrañaba algo más. -No, no, está bien. Sé que hoy estoy demasiado sensible.
Para mí es un día de duelo, ¿comprende?. Y comenzó a contarme su caso. -
Mi madre sabía que el cáncer la estaba matando. Cuando murió yo tenía quince
años. Éramos muy unidas. Ella estaba llena de generosidad, de amor. Como sabía
que iba a morir, me grabó un mensaje para cada cumpleaños, desde mis dieciséis
hasta los veinticinco años. Hoy cumplo veinticinco. Esta mañana vi el video que
preparó para este día. Creo que todavía lo estoy digiriendo. ¡Y cómo me gustaría
tenerla conmigo! -Bueno, créame que la acompaño en su sentimiento- dije, con
total sinceridad. -Gracias, por ser tan buena,- replicó. -Ah, con respecto a
la flor… Cuando yo era chica, mamá solía ponerme flores en el pelo. Un día,
estando ella internada, le llevé una bella rosa de su jardín. Cuando se la
acerqué a la nariz para que percibiera el perfume, ella la tomó y, sin decir
palabra, me apartó la melena de la cara y me la puso en el pelo, como cuando era
chiquita. Murió ese mismo día. Los ojos se le llenaron de lágrimas. -Desde
entonces siempre uso una flor en el pelo. Es como si ella me acompañara, aunque
sólo sea en espíritu. Pero hoy vi el video que preparó para este cumpleaños; me
decía que lamentaba no poder verme crecer y que esperaba haber sido buena madre.
Y que le gustaría recibir alguna señal indicativa de que yo podía bastarme sola.
Así pensaba mi madre; así hablaba. -Sonrió con afecto ante el recuerdo. -Era muy
sabia. Asentí con la cabeza. -Así parece, en efecto. -Y yo pensé: ¿cuál
podría ser esa señal?. Entonces me pareció que debía dejar de ponerme la flor.
Pero echo de menos lo que representaba. Sus ojos de avellana se perdieron en
recuerdos. -Fue una gran suerte tener una madre como ella. Pero no necesito
usar una flor para recordarla. En realidad, lo sé perfectamente. Era sólo un
signo exterior de mis atesorados recuerdos. Me siguen acompañando, aunque no use
la flor. Pero la voy a extrañar… Ah, aquí está el proyecto. Espero que le
guste. Me entregó la carpeta pulcramente preparada, firmada y con su marca
distintiva: una flor dibujada a mano bajo el nombre. Recuerdo haber oído
decir, cuando era joven: “Nunca juzgues a otra persona sin haber caminado un
kilómetro con sus zapatos”. Pensé en las veces que había criticado sin ninguna
sensibilidad a esa joven de la flor en el pelo. Era trágico que lo hubiera hecho
sin estar informada, sin conocer la historia de la muchacha y la cruz que debía
soportar. Si me enorgullecía de conocer cada faceta de mi empresa, por
intrincada que fuera, de saber con exactitud cómo se coordinaban las distintas
funciones, ¿no era trágico haber adoptado la idea de que la vida personal no
tenía nada que ver con la profesión?. ¿Pensar que cada uno debía dejar sus cosas
privadas en la puerta cuando entraba en la oficina? Ese día supe que la flor
en el pelo simbolizaba el don del amor de esa muchacha, su manera de mantenerse
en contacto con la madre perdida cuando era tan jovencita. Al estudiar el
proyecto que me había entregado, me sentí honrada por tratar con alguien tan
profundo, con tal capacidad de sentir… de ser. Se explicaba que su trabajo fuera
siempre excelente. Vivía dentro de su corazón. Y me obligó a visitar nuevamente
el mío.
( de la red).-
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 3 de 3
Siguiente
Último
|
|
Amiga: Gracias por leer mis mensajes y contestarlos y por tu amistad. Besos.![](/images/emoticons/rosa_si.gif)
|
|
|
|
|
![](../images/emoticons/sorprendido.gif) .........
|
|
|
|
|
|
|
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados | |
|
|