Llego a Madrid a las 8 de la mañana. Me voy a quedar
apenas algunas horas, no tiene sentido telefonear a los amigos
o arreglar algún encuentro. Resuelvo caminar solo por lugares
que me gustan y termino fumando un cigarrillo en un banco del
parque del Retiro.
Usted parece que no está aquí, me dijo un anciano sentándose
a mi lado.
Estoy aquí, respondo, sólo que 12 años atrás. Sentado en este
mismo banco con un amigo pintor, Anastasio Ranchal.
Los dos estamos mirando a mi mujer, Christina, que bebió
más de la cuenta y hace como que baila flamenco.
Aproveche, dijo el anciano, pero no se olvide de que el
recuerdo es como la sal: en la cantidad adecuada le da sabor
a la comida, pero si se exagera, estropea el alimento.
Quien vive demasiado en el pasado, gasta su presente
en recordar.
Paulo Coelho
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