12/4/2012
El consejo maternal
Ven, y dime qué causas tan extrañas
te arrancan
esa lágrima, hijo mío…
“Ven para acá, me dijo dulcemente mi madre cierto día; (aún
parece que escucho en el ambiente de su voz la celeste melodía).
Ven, y dime qué causas tan
extrañas te arrancan esa lágrima, hijo mío, que cuelga de tus trémulas
pestañas,como gota cuajada de rocío.
Tú tienes una pena y me la
ocultas. ¿No sabes que la madre más sencilla sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?
¿Quieres que te adivine lo que
sientes? Ven para acá, pilluelo,que con un par de besos en la frente disiparé
las nubes de tu cielo.
Yo prorrumpí a llorar. Nada, le
dije; la causa de mis lágrimas ignoro, pero de vez en cuando se me oprime el
corazón, y lloro.
Ella inclinó la frente,
pensativa, se turbó su pupila,y, enjugando sus ojos y los míos,me dijo más
tranquila:
- LLama siempre a tu madre cuando
sufras,que vendrá, muerta o viva; si está en el mundo, a compartir tus penas,y
si no, a consolarte desde arriba...
Y lo hago así cuando la suerte
ruda, como hoy, perturba de mi hogar la calma: ¡ Invoco el nombre de mi madre
amada,y, entonces, siento que se ensancha el alma !”
Olegario Victor Andrade (1839-1882)
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