Obedecer, como María, significa fiarnos de lo que nos proponen e indican.
Decir “sí” como María, es saber que podemos contribuir en algo para que los planes de Dios se cumplan en el mundo.
Ser sencillos, como María, es no complicarnos la vida con las cosas que no son de verdad necesarias.
Ser orantes, como María, es reservar un pequeño momento o un simple pensamiento para Dios.
María, en mayo, nos enseña a escalar la gran cima de la montaña de la perfección a la que Jesús nos llama. ¿Estamos dispuestos)
J.Leoz