Domingo 20 de mayo de
2012 | Publicado en edición impresa
Foto: Alma Larroca
La
peste del insomnio no trajo alegría a Macondo, sino un gran estupor al darse
cuenta de que la falta de sueño les perturbaba necesariamente la memoria.
'Tanto, que todos se fueron olvidando del nombre de las cosas, de sus funciones
y hasta del valor de la palabra', cuenta Gabriel García Márquez en Cien años de
soledad. A los argentinos, que hemos perdido en promedio dos horas de sueño por
noche en los últimos 40 años, la historia nos resulta reveladora.
'Hoy se duerme unas 6 horas
por noche, un 25% menos que en la década del 70', apunta Daniel Cardinali,
fisiólogo investigador del Conicet y profesor de la Facultad de Medicina de la
UBA y la Universidad Católica Argentina (UCA). El ritmo de vida cada vez más
acelerado, la multiplicación de canales de TV de 24 horas, Internet y la
conectividad permanente a las redes sociales son grandes responsables de este
descenso en la calidad y cantidad de sueño. Las consecuencias de la falta de
descanso no son gratuitas: aumento del estrés, mayor propensión a trastornos de
ansiedad y depresión, diabetes, hipertensión, envejecimiento prematuro y
tendencia a la obesidad (ver recuadro Del reposo a la balanza).
Dormir poco o mal también está
asociado con un mayor número de accidentes. Un estudio entre choferes de corta y
media distancia realizado por investigadores del Conicet en colaboración con la
Unión Tranviarios Automotor (UTA) reveló que la falta de sueño al volante puede
ser tan letal como el alcohol. 'Permanecer despierto durante 18 o 19 horas
perturba la capacidad de atención y reacción de forma similar al efecto
producido por una concentración de alcohol en la sangre de 0.05 mg/dl, el máximo
permitido por ley para conducir vehículos', destaca el trabajo dirigido por
Cardinali y publicado en 2010 sobra la base de una encuesta a 1023 colectiveros.
Pero ¿cuál es la función del
sueño? Para los antiguos, era una forma de conexión con los dioses y el más
allá. Para el neurólogo vienés y padre del psicoanálisis, Sigmund Freud
(1856-1939), una vía de expresión del inconsciente. Hoy se sabe que soñar está
asociado con funciones inmunes, endocrinas y de memoria.
Mientras dormimos, además de
recargar las pilas, el cerebro aprovecha para reorganizar la información. Esto
explica por qué muchas veces nos acostamos pensando en un problema y a la mañana
siguiente nos levantamos con una solución que antes no habíamos advertido.
Durante las horas de sueño,
'los nuevos conocimientos son transferidos desde el hipocampo, donde se almacena
la memoria de corto plazo, a la corteza cerebral -apunta Daniel Pérez Chada,
director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral. No
obstante, ningún trabajo científico ha demostrado la posibilidad de incorporar
conocimientos concretos, por ejemplo un idioma, mediante la audición durante el
sueño', desmitifica Pérez Chada.
De lo que sí hay evidencia es
de la capacidad de detectar sonidos durante el sueño y asociarlos a los
recuerdos para su consolidación. Por más profundo que se esté durmiendo, el
cerebro sigue escuchando y muchas veces los sonidos se incorporan en forma
adaptativa al sueño. Así, podemos soñar que nos levantamos y nos aprontamos para
salir cuando suena el despertador.
La vida es un sueño
Todos los animales duermen,
aunque no todos atraviesan una fase particular del sueño en la cual la actividad
cerebral es similar a la de la vigilia: el sueño REM, caracterizado por un
movimiento ocular rápido. 'Esta fase resulta crucial para las funciones
reparadoras del sueño -señala el neurólogo Facundo Manes, director del Instituto
de Neurología Cognitiva (Ineco) y del Instituto de Neurociencias de la
Universidad Favaloro-. El sueño ayuda a incrementar, consolidar e integrar
nuevos aprendizajes en la memoria. Esto es parte de un proceso en el que el
cerebro toma información recientemente aprendida y trata de buscarle significado
en términos de posibles utilidades futuras', detalla Manes.
Alrededor de un tercio de
nuestra vida transcurre mientras dormimos. Sin embargo, no siempre que estamos
durmiendo soñamos. 'Un ciclo de sueño completo toma entre 90 y 110 minutos, y se
da usualmente en 5 etapas: 1, 2, 3, 4 y sueño REM (rapid eye movement)', explica
la neuróloga Marcela Cohen, de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina. La etapa
1 es de sueño liviano. Los ojos se mueven lentamente, la actividad muscular se
lentifica y pueden aparecer contracciones musculares repentinas con una
sensación de golpe o estar cayendo. De la etapa 2 a la 4 aparecen
progresivamente ondas cerebrales lentas. Las etapas 3 y 4 son las de sueño más
profundo, en las que es difícil despertar a la persona. Aquí no hay movimientos
oculares ni actividad muscular. Es cuando algunos niños pueden mojar la cama,
caminar dormidos o experimentar terrores nocturnos.
'En el período REM la
respiración se hace más rápida, irregular y superficial, los ojos se mueven
rápidamente y los músculos se paralizan -explica la doctora Cohen-. Las ondas
cerebrales aumentan como en una persona despierta. El ritmo cardíaco y la
presión arterial también lo hacen. Es cuando ocurren la mayoría de los sueños y
si la persona se despierta puede recordarlos.'
Cada noche hay entre tres y
cinco etapas de sueño REM, que son progresivamente más largas: desde 3 hasta 60
minutos. Nuestra percepción es que son fugaces, podemos tener varios sueños y
sólo recordar fragmentos. Los niños tienen un 50 % de sueño REM; y los adultos,
un 20 % que se reduce progresivamente con los años.
En la infancia, la
adolescencia y el embarazo las necesidades de sueño profundo son mayores ya que
en estas etapas, durante el sueño no REM, se secreta la hormona del crecimiento.
Cuando el sueño se hace superficial, lo que ocurre en la mayoría de las personas
mayores de 60 años, se suprime la secreción de esta hormona; los tejidos dejan
de crecer y se reduce la masa muscular.
El reino de los zombis
'Vivimos en una sociedad
privada de sueño y esto tiene consecuencias evidentes para la salud, como lo son
la obesidad, la hipertensión arterial, la diabetes y la mayor incidencia de
accidentes y depresión', señala el fisiólogo Daniel Cardinali.
Uno de los grupos más
afectados por la privación de sueño son los adolescentes ya que son los más
proclives a la nocturnidad, y en simultáneo tienen un régimen educacional de
horarios tempranos. 'En la adolescencia, el reloj biológico interno está
desfasado', explica el biólogo y divulgador científico Diego Golombek. Así, el
hecho de que tiendan a realizar más tareas nocturnas no es sólo una cuestión
social y cultural, sino también biológica.
En las últimas décadas, no
sólo se redujo la cantidad de horas, sino que aumentaron los trastornos del
sueño. Según una encuesta de Gallup sobre hábitos de sueño de los argentinos,
publicada en 2008, a 4 de cada 10 personas les gustaría dormir más horas, y 2 de
cada 10 admiten que les cuesta mucho o bastante dormirse.
'El trastorno del sueño más
frecuente es el insomnio', señala el neurólogo Facundo Manes. En segundo lugar
aparece la apnea obstructiva, una dificultad respiratoria que provoca que la
persona no pueda respirar y se despierte. Otro trastorno menos común es la
narcolepsia, que es la tendencia a dormirse en cualquier lugar sin poder
controlarlo. También existen otros trastornos como el síndrome de piernas
inquietas, que es el movimiento periódico de los miembros; y también
parasomnias, como hablar y caminar dormido.
En definitiva, no dormir lo
suficiente tiene efectos inmediatos (somnolencia, cambios de ánimo, pobre
desempeño físico y cognitivo) y a largo plazo, ya que al alterar los ritmos
biológicos reduce las defensas del organismo y lo vuelve más susceptible a las
enfermedades.
Sin embargo, dormir 8 horas o
más no necesariamente es saludable ni implica mayor descanso, dado que es la
calidad y no la cantidad de sueño lo que cuenta. 'Existe un factor cultural
importante en la percepción de cuánto sueño necesita una persona -destaca
Ezequiel Gleichgerrcht, investigador en Neurociencias cognitivas de la Fundación
Ineco-. Además, existen factores emocionales y motivacionales. Algunos pacientes
con depresión duermen más horas que la media, pero esto no significa que todas
las personas que duermen mucho tengan trastornos del ánimo', advierte
Gleichgerrcht.
En una sociedad conectada las
24 horas, recuperar el sueño no es perder el tiempo sino ganar en cantidad y
calidad de vida.
COMO TENER OJOS BIEN
CERRADOS
• Evitar la cafeína, el tabaco
y otros estimulantes antes de dormir.
• Establecer una rutina, como
ir a dormir a la misma hora cada noche, leer un libro, escuchar música relajante
o tomar un baño caliente.
• Cenar al menos dos horas
antes de irse a dormir y evitar las comidas pesadas.
• No someterse a dietas
extremas ni irse a dormir con hambre.
• Realizar ejercicio al menos
5 horas antes del horario programado para dormir.
• Evitar televisores y
computadoras en la habitación.
Asesoraron: Dra Mónica Katz y
Dra. Marcela Kohen
RECUERDOS NOCTURNOS
1. Si se los quiere tener
presentes, mantener un diario de sueños.
2. Al despertar, tomar unos
minutos para recordar el sueño antes de escribirlo.
3. Incluir la mayor cantidad
de detalles posible.
4. Leer el diario de sueños
regularmente.
5. Los sueños recurrentes se
asocian con nuestros asuntos no resueltos.
Asesoró: Dra. Marcela Kohen
DEL REPOSO A LA
BALANZA
Diversas investigaciones han
demostrado que dormir menos de 7 horas por noche incrementa el riesgo de
sobrepeso y obesidad. 'Los motivos de esto son diversos -explica Mónica Katz,
médica especialista en Nutrición de la Universidad Favaloro y autora del libro
No Dieta-. En principio, con la falta de sueño se segrega una hormona llamada
ghrelina que forma grasa y aumenta el apetito, y desciende la leptina que
disminuye el hambre y ayuda a metabolizar la grasa', dice Katz. Por otra parte,
el llamado síndrome del comedor nocturno está frecuentemente asociado al
sobrepeso. 'Son personas que no tienen apetito por la mañana e ingieren más del
50 % de la comida del día luego de las 18 -apunta la nutricionista-. Muchos
pacientes refieren que se despiertan por la noche y no vuelven a conciliar el
sueño hasta que no han comido algo, generalmente dulce. Es en estos atracones
cuando comen en exceso y engordan.'
BENEFICIOS DE LA
SIESTA
'Las empresas ponen énfasis en
la actividad física y la nutrición de los empleados, pero falta el tercer pilar
para una buena salud, que es el descanso', dice Daniel Leynaud, ex ejecutivo de
una compañía de servicios y creador, junto con la psicóloga Viviana Vega, de
Selfishness, un siestario del microcentro porteño. Allí se pueden tomar sesiones
de 45 minutos de siesta, en cabinas ambientadas con música, aromas y colores
relajantes.
Recientes investigaciones
reivindican los beneficios de la siesta para la salud y la productividad. Un
informe del Conicet presentado en 2010 asegura que una siesta de 45 minutos por
día mejora la creatividad, el ánimo y la productividad de los trabajadores; y un
relevamiento de la NASA del mismo año señala que dormir la siesta 26 minutos
mejoró la concentración y el rendimiento de los pilotos y astronautas.
No obstante, estos informes
señalan que no es necesario dormir siesta todos los días para obtener sus
beneficios. Asimismo, el descanso tampoco debe prolongarse por más de 45
minutos. De lo contrario, se entra en una fase de sueño más profundo que al
despertar produce aletargamiento y hasta puede generar el efecto contrario al
deseado: sentirse más cansado y somnoliento..
http://www.lanacion.com.ar/1474539-que-nos-quita-el-sueno-a-los-argentinos