Escuela de
felicidad: El blog de Rafael Santandreu (santandreu@yahoo.com)
Resumen de la conferencia de Rafael Santandreu en Can
Déu el 18/04/2011
Muchas veces estamos pendientes de que la gente nos apruebe.
Esto no es bueno porque así no somos libres para ser nosotros mismos, nos
tenemos que poner una máscara para disimular constantemente y nos volvemos
hipersensibles. Estar pendiente de que la gente nos apruebe nos va a hacer muy
débiles emocionalmente.
La aprobación de los demás es imposible tenerla completamente.
Si somos de izquierdas nos van a criticar los de derechas y si somos de derechas
nos van a criticar los de izquierdas. Es imposible tener la aceptación de todo
el mundo. Si que nos gustaría que mucha gente nos aprobara, pero no siempre va a
ser así.
Es importante estar bien tanto abajo como arriba. Es importante
saber estar bien tanto si eres un ministro como un indigente. La gente que sabe
estar bien, los fuertes, son aquellos que saben estar bien tanto arriba como
abajo. Para conseguir esto hay que comprender que “esa aprobación de los demás,
esa imagen no la necesitamos para tener una gran vida”. Para hacer cosas
valiosas no necesitamos la aprobación de los demás. Nuestras ganas de hacer las
cosas, nuestra capacidad es lo que va a hacer que seamos o no felices. Algo lo
podemos hacer mal pero seguro que otras muchas cosas las podemos hacer bien. La
aprobación de los demás es agradable pero por un rato, no es una cosa tan
importante. Tanto si estamos arriba como abajo no importa. Esto no sólo hay que
sentirlo con gente desconocida sino también con amigos y familiares.
Todos somos imperfectos, así que es normal que nos desaprueben
en muchas cosas. Hay que tener orgullo de fallar en la vida, hay que tener el
orgullo de la falibilidad. Yo soy un ser humano y como todos los seres humanos
fallo. Es importante aceptarnos con nuestros fallos. “Yo quiero ser imperfecto”
porque toda la naturaleza es imperfecta. Actualmente nos exigimos muchas cosas:
una vida emocionante, ser guapos, éxito en el trabajo… Cada vez nos exigimos más
a nosotros mismos y al planeta. En nuestra locura del progreso loco lo que
estamos haciendo es destruyendo el planeta. Lo que tenemos que reflexionar es:
“Yo me conformo con menos”, “yo me acepto con mis fallos”, “soy muy tonto en
muchas cosas y bastante malo en otras”, “soy un hijo de la naturaleza y por
tanto soy imperfecto”.
Una de las peores cosas es ser una persona demasiado perfecta.
No habría nada más repelente que la perfección. Nosotros cuando observamos la
naturaleza también consideramos bella la imperfección. Hay que tener cierto
orgullo de fallar incluso en el trabajo, cuando hacemos una gestión… Si todo
fuera perfecto en el mundo seríamos menos felices. En países como en Alemania
está comprobado que hay más casos de depresión… Intentar ser eficientes, no
fallar está bien, pero si esto nos va a causar el no dormir por las noches hay
que olvidarlo. El que está más abajo pero está bien, es el que está más arriba.
Si fuéramos indigentes también podríamos hacer cosas muy valiosas por nosotros
mismos y por los demás. Trabajar esta reflexión nos hace más fuertes.
Así que si alguien nos falta al respeto y nos dice “tú eres
tonto”, esto no tiene porque ser un insulto. Seguramente soy tonto en muchas
cosas y si lo fuese aún más, significaría que estoy en lo más bajo, pero podría
hacer cosas valiosas por mí y por los demás. Por ejemplo las personas que tienen
síndrome de Down aman mucho y con mucha intensidad, eso si que es valioso,
nuestra capacidad de amar no la aprobación de los demás, no necesito esa
aprobación de la gente. Lo importante es nuestra capacidad de amar, tenemos una
capacidad inmensa para disfrutar de la vida. ¿Para qué queremos ser
inteligentes?, ¿para qué queremos ser guapos?, lo que hay que valorar de la
gente es su capacidad de amar, si interiorizamos esta reflexión será muy difícil
que nos ofendan y cuando alguien nos diga “qué mal que haces las cosas”,
diremos: “pues claro que sí”. Los nazis por ejemplo eran muy eficientes pero
tenían muy pocos amigos… Cuando nos digan por ejemplo “qué mal vistes”, diremos
“sí, pero con orgullo porque eso de vestir bien no es tan importante, aún siendo
un hortera puedo hacer cosas muy valiosas por mí y por los demás”. Por lo tanto
es absurdo pelearse con alguien porque nos digan este tipo de cosas.
Si vamos por la calle y un indigente nos empezara a insultar,
¿qué haríamos?, seguramente no le haríamos caso y nos iríamos sin darle ninguna
importancia a lo que ha dicho, pues bien con la familia, con los compañeros de
trabajo, con los amigos hay que hacer lo mismo. Muchas veces la gente dice: “En
la vida si te dejas pisotear te pisa todo el mundo”, nosotros tenemos que estar
por encima de estas tonterías. Nos haremos fuertes cuando no necesitemos la
aprobación de los demás.La asertividad es la capacidad de decir, de expresar lo
que sentimos sin callarnos en momentos de conflicto. Muchos psicólogos dicen
“tienes que expresarte, tienes que armarte de valor…” A nosotros nos tiene que
dar igual el que hablemos o que no hablemos en momentos de conflicto, lo que nos
tiene que importar es no ofendernos por lo que nos digan los demás porque así si
que seremos más fuertes. La idea de que te tienes que defender te hace más
débil. El respeto lo llevamos nosotros dentro, nadie nos tiene por qué respetar.
Un ejemplo es el caso de una madre que está muy preocupada
porque a su niño se le cae el pelo y sus compañeros del colegio se meten con él.
No nos tenemos que preocupar, que se metan con él es algo natural. Nos volvemos
demasiado sensibles a veces cuando critican nuestra imagen y la imagen es muy
poco importante, lo emocionante es hacer cosas interesantes en la vida. Entre
esas cosas interesantes puede estar el amar a los demás, cuidar nuestro cuerpo y
nuestra mente, hacer amigos, hacer algo artístico… Lo que me importa es hacer
cosas positivas en la vida, que me critiquen no me va frenar, a quien me
critique le voy a animar a que si quiere que me acompañe en mis proyectos. Hay
que ser tajante y no darle importancia a las críticas, si esto lo expresamos la
gente lo va a captar muy rápido y las críticas seguramente pararan.
Somos realmente fuertes cuando podemos estar abajo y estar bien,
el error es pensar que sólo podemos hacer cosas valiosas en esta vida cuando
estamos arriba.Muchas veces nos enganchamos al gregarismo tonto y pensamos que
necesitamos la compañía de mucha gente para ser felices. No necesitamos mucha
gente, está bien tener un grupito de amigos, 4 o 5 es lo natural, más es difícil
mantenerlos. Está bien tener ese grupito de amigos y compartir con ellos la
vida, pero hay que tener claro que tampoco los necesitamos, está bien tenerlos
pero no los necesitamos. Muchas veces pensamos que necesitamos llevarnos bien
con mucha gente, no nos tenemos que obsesionar con caer bien a la gente porque
muchos amigos tampoco los vamos a poder mantener.
Que nos critiquen no es tan malo, nosotros somos imperfectos por
tanto es normal que no hagamos todas las cosas bien. Una manera por ejemplo de
superar el miedo a hablar en público es pensar que si todos me criticaran pues
tampoco pasaría nada, yo no necesito la aprobación de la gente, me gusta, está
bien, pero no la necesito, no necesitamos la aprobación de los demás. Si todos
me critican y no les gusta como hablo en público pues ya encontraré otro
proyecto que me emocione y que sepa hacer un poco mejor.A veces son nuestros
propios amigos los que no nos aprueban. Que nuestros propios amigos nos
critiquen es positivo, si nos critican pero aún cuentan con nosotros es porque
nos aceptan con nuestros fallos. No hay amigos perfectos, familiares perfectos,
parejas perfectas… hay que coger lo bueno de cada persona y esquivar lo
problemático.
Para hacernos fuertes y maduros tenemos que ser capaces de estar
bien en situaciones difíciles, para ello podemos hacer un ejercicio de
visualización, visualizarnos bien en situaciones difíciles. Un ejercicio muy
bueno es visualizarnos un ratito al día viéndonos con menos: siendo un
indigente, siendo muy tonto, visitiendo mal… pero sin embargo haciendo cosas muy
valiosas por mí y por los demás. Haciendo este tipo de reflexión conseguiremos
no dar importancia a las cosas. Vernos abajo pero estando bien. También nos
podemos visualizar en el trabajo y que alguien nos diga algo desagradable o un
familiar… pero nosotros estar bien porque lo importante es nuestra capacidad de
amar. Aún siendo muy imperfectos podemos hacer cosas valiosas por nosotros
mismos y por los demás. La imperfección es bella.
La ansiedad, la tristeza, la depresión… estos estados se
producen porque los alimentamos a través de nuestros pensamientos. No nos afecta
lo que nos sucede sino lo que nosotros pensamos sobre lo que nos sucede. Cuando
estamos mal tenemos con nosotros mismos un diálogo interno de exigencias: “Debo
hacer las cosas bien, la gente me debe tratar bien, las cosas de la vida me
deben ser favorables”, estas exigencias las tenemos que transformar en
preferencias: “Me gustaría hacer las cosas bien, me gustaría que la gente me
tratara bien, me gustaría que las cosas de la vida me fueran favorables, pero si
todo esto no ocurre no va a pasar nada porque no lo necesito para ser feliz”. Me
gustan estas cosas pero no las necesito. Sólo necesitamos la bebida y la comida
del día.
Si seguimos con exigencias hacia nosotros mismos, los demás y la
vida, en vez de con preferencias nos vamos a crear muchas necesidades y cada
necesidad que nos creemos nos va a hacer más débiles. Con fuerza y perseverancia
podemos trabajar para reducir estas exigencias, de esta manera nuestro mundo
emocional cambia y nos volvemos más fuertes y tenemos más espacio para disfrutar
de la vida. Este trabajo hay que hacerlo de manera profunda y perseverante. Otro
punto clave del trabajo es aprender a no quejarse. Si nos dejamos llevar cada
vez nos quejaremos más y al final nos acabaremos quejando por todo. La buena
noticia es que el cambio de chip lo podemos hacer a cualquier edad. Podemos
aprender a ser felices a cualquier edad. Es igual que aprender inglés podemos
hacerlo solos, pero el aprendizaje va a ser un poco más difícil.
El objetivo de esta terapia es quitarnos todos los miedos. No
hay que tener miedo a nada en absoluto. No hay que tener miedo a la soledad, a
las enfermedades…
“NO HAY QUE TENERLE MIEDO A NADA. PODEMOS DISFRUTAR DE LA VIDA
EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA”. Podemos eliminar los miedos desde la raíz
dejándonos de quejar, como dice Jaume Sanllorente hay que matar el miedo. Los
miedos no son más que una ilusión que nos montamos y las quejas tienen mucho que
ver, por tanto hay que evitar quejarse.
Link: http://rafaelsantandreu.wordpress.com/%E2%80%9Cbajar-para-llegar-a-lo-mas-alto-como-liberarse-de-la-necesidad-de-aprobacion-de-los-demas%E2%80%9D/
SOBRE MÍ
Soy psicólogo por la Universidad de Barcelona y me dedico al
trabajo con pacientes, a la formación de profesionales de la salud y a la
divulgación de la psicología dando conferencias y en medios de comunicación.
Hace unos años tuve la oportunidad de estudiar y trabajar con uno de los más
mejores psicoterapeutas del momento, Giorgio Nardone, en su Centro di Terapia
Strategica en Arezzo, Italia, y durante unos años fui redactor jefe de la
revista Mente Sana. Ahora acabo de publicar mi primer libro: “Escuela de
felicidad”, con RBA-Integral.
También puedes visitar mi página web: www.rafaelsantandreu.es o
escribirme a: santandreu@yahoo.com
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