Pobres criaturas, me da pavor de pensar qué habrá
hecho ese hombre con sus propios hijos. Dios quiera
que estén sanos y salvos y que aparezcan pronto para
que su madre pueda abrazarlos de nuevo. Lo penoso
es que el tema parece que lleva el mismo camino
que el caso de Yeremy, Madeleine o Marta del Castillo...