30 de Agosto Día internacional del Detenido Desaparecido
Hace 31 años, el 30 de Agosto de 1981 y por iniciativa de FEDEFAM, Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos, se conmemora el Día del Detenido-Desaparecido en América Latina.
Durante los años de la última dictadura cívico-militar en Argentina, la práctica sistemática del método represivo más cruento, como lo es el apresamiento de una víctima por parte de grupos encubiertos – o no, en muchísimos casos- tanto de la policía, fuerzas armadas y hasta civiles cómplices con el régimen dictatorial, derivaba en interminables sesiones de tormentos físicos y psicológicos a las que era sometida la víctima.
En paralelo, cerraban todos los canales de información a parientes, amigos y personas cercanas que buscaban algún dato, conocimiento de su destino o paradero de la persona.
En un altísimo porcentaje, el prisionero era asesinado y su cadáver enterrado clandestinamente. En Argentina, además de los enterramientos clandestinos, los responsables, utilizaron apoyo aéreo, arrojando los cuerpos al mar, Río de la Plata o zonas de difícil acceso con el objetivo de alcanzar la impunidad.
Puede definirse a la desaparición forzada, como la privación ilegítima de la libertad de una o mas personas, cometida por agentes del Estado o personas que actúen con la autorización o el apoyo del mismo. De este modo, la figura constituye una grave violación de múltiples derechos esenciales de la persona humana.
Existen, por parte de los responsables directos, numerosas declaraciones sobre los desaparecidos expresadas con total impunidad, entre las más emblemáticas, están las de Videla, miembro de la Primera Junta Militar que dio el golpe de Estado el 24 de Marzo de 1976, y se expresaba, “definiéndolos” como:
¿Qué es un desaparecido? En cuanto éste como tal, es una incógnita el desaparecido. Si reapareciera tendría un tratamiento X, y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento tendría un tratamiento Z. Pero mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido…
O aquella entrevista que le dio la periodista María Seoane: No, no se podía fusilar. Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina, cambiante, traicionera, no se hubiere bancado los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta cinco mil, 10 mil, 30 mil. No había otra manera. Había que desaparecerlos. Es lo que enseñaban los manuales de la represión en Argelia, en Vietnam. Estuvimos todos de acuerdo. ¿Dar a conocer dónde están los restos? Pero ¿qué es lo que podíamos señalar? ¿El mar, el Río de la Plata, el Riachuelo? Se pensó, en su momento, dar a conocer las listas. Pero luego se planteó: si se dan por muertos, enseguida vienen las preguntas que no se pueden responder: quién mató, dónde, cómo…”
No obstante, y frente a la dimensión de semejante declaración, las realidades de búsqueda puesta en marcha – a pesar de las persecuciones y hasta nuevos secuestros, desapariciones y asesinatos- por madres y familiares; los desaparecidos fueron visibilizados por la lucha inclaudicable de todos ellos hasta nuestros días.
Pienso en un sencillo homenaje a nuestros 30.000 desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar, transcribiendo un poema de Mario Benedetti:
Están en algún sitio / concertados / desconcertados / sordos
buscándose / buscándonos / bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas / los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños, sus olvidos / quizá convalecientes de su muerte privada.
Por todos ellos: ¡¡Presentes!!! Ahora, y siempre!!!
NOEMI CAMPOPIANO
DIRECTORA DE EDUCACION Y DIFUSION
SDDHH
(Gran Papiyo)