26/8/2012 Hablar o Someterse En la actualidad presenciamos un fenómeno bastante particular. Al sentido común se le están poniendo leyes
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| 26 de agosto 2012.
Foto: Marc van der Aa
Mientras hace tan sólo algunas décadas atrás, había ciertas reglas de convivencia social que se daban por sentadas, por su obviedad, hoy los Estados de todo el mundo se ven forzados a penalizar los pequeños actos de la vida cotidiana. Por respeto, sentido de la ubicación o, en el peor de los casos, “por el que dirán” las personas solían poner coto a sus deseos más inmediatos en pos de cuidar espacio del otro. Todos los días en Argentina se publican noticias que dan cuenta de este fenómeno y por más pequeñas o cotidianas que parezcan, su suma implica una muestra de cómo en la actualidad, el individuo focaliza sus deseos en su propia necesidad, olvidando o ninguneando a la sociedad. Plazas saqueadas y entre rejas. Escuelas en estado de emergencia que cierran sus puertas al no saber que hacer con sus alumnos. Las calles y las rutas cortadas de cada día y piquetes permanentes, son una postal cotidiana de Buenos Aires. El otro, ese sujeto que no se incluye en la biografía de los individuos del siglo XXI. El sociólogo francés Gilles Lipovetsky, en el libro de su autoría “La era del vacío”, explica que la primacía del sujeto, surge en la posmodernidad, nuestra época. El lema imperante en la actualidad es “ser feliz”. Obviamente, este ideal es muy positivo, pero hay una gran parte de la sociedad que ha entendido que para alcanzar el bienestar absoluto, la libertad no tiene límites. La felicidad en nuestra época se mira el ombligo, y por lo tanto, la satisfacción inmediata de deseos provoca la desaparición del otro. El prójimo debe “tolerar” o “mirar al costado”, mientras el individuo posmoderno es feliz. Esta teoría sociológica lejos de su abstracción intelectual, puede encontrarse en las calles de Buenos Aires todos los días, a cada minuto. Un ejemplo concreto, son los medios de transporte públicos. Hoy los diarios se hicieron eco de un fenómeno que desde hace años padecen los pasajeros de trenes, colectivos y subtes de la Ciudad de Buenos Aires. La noticia indica que la Legislatura porteña se encuentra pronta a reglamentar la prohibición del uso de todo equipo de reproducción musical o de video, sin auriculares, en los medios de transportes en la Capital Federal. Hoy viajar en Buenos Aires no sólo implica los paros permanentes, las deficiencias técnicas, la ausencia de supervisión y el amontonamiento de pasajeros , cuál banda de sonido constante, quien toma un colectivo, tren o subte debe escuchar lo que el otro decide, a volúmenes altísimos y sin derecho a quejarse. El proyecto de ley penalizaría al pasajero que realiza este acto a través de una advertencia, a cargo del chofer, y en el caso que el pasajero se niegue al pedido, se le solicitará su descenso. No invadir el espacio del otro debería ser sentido común, pero hoy estamos frente a una época en la cual lo obvio debe reglamentarse. Valores como el respeto, la disciplina, la tolerancia y la diferencia entre la propia libertad y la ajena, están en crisis. Satisfacer deseos individuales de forma permanente, en soledad y sin considerar al cuerpo social, es una realidad en la vía pública. El individuo de hoy tiene el desafío de repensar su bienestar, sumando a su prójimo y no restándolo. Quizá la verdadera felicidad radique en respetar al otro, como la mejor forma cuidarse a sí mismo y a su entorno.
Eugenia Plano | www.vidapositiva.com
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